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Nacionales

“Algo estamos haciendo mal en el mundo”

Kim Phuc, “La Niña de Napalm”, y Nick Ut, ganador del Premio Pulitzer:

  • Nick Ut y Kim Phuc presentaron el libro “La Ruta del Fuego” en la Casa Amarilla

  • Han recibido reconocimientos internacionales por su legado a la paz

  • La foto ganadora del Premio Pulitzer se tomó en junio de 1972

Una foto marcó un punto de quiebre en uno de los conflictos más sangrientos de la mitad del siglo XX.

Se trata de “La Niña de Napalm”, tomada por el fotoperiodista Nick Ut, donde se revive el dolor de Kim Phuc, una niña vietnamita de 9 años que corre desesperadamente, desnuda y con quemaduras. 

Dicho químico inflamable, mucho más potente que la gasolina, fue arrojado por el Ejército de los Estados Unidos sobre aldeas enteras, templos y civiles en la década de 1960.

La imagen habla por sí sola y 50 años después los protagonistas visitaron Costa Rica para presentar el libro “La Ruta del Fuego”, el cual narra la historia de su vida.

A continuación, un extracto de la entrevista que brindaron Nick y Kim a DIARIO EXTRA. 

¿Cómo comienza su carrera como fotoperiodista? ¿En qué contexto toma la foto La Niña de Napalm?

-Nick: Mi hermano mayor era fotógrafo y yo me inspiré en él. Mi deseo era ser periodista, no pude, pero creo que el fotoperiodismo es la mejor herramienta para cambiar el mundo. En los años 70 yo estaba en Saigón (Vietnam) tomando fotos y quería que mi trabajo enseñara la brutalidad que pasaba en mi país. Cuando repuntó la guerra tuve la oportunidad de hablarle al mundo con mis fotografías. Vi mucha gente muerta, heridos, maltratados (…)

¿Qué recuerda de ese 8 de junio de 1972, cuando caen cuatro bombas?

-Nick: Recuerdo que estábamos en los campos de bombardeo desde las 7 de la mañana y muchos colegas se fueron a entregar material por la tarde. Ese día caminamos mucho con el ejército y de un pronto a otro vi el templo donde estaba ella (Kim), quien empezó a correr. Empezaron a bombardear el sitio con granadas. El ambiente se tornó color amarillo, después vi como dos aviones que sobrevolaron y bombardearon más. Dos bombas cayeron y todo fue un caos. Otro avión tiró cuatro más y hubo un gran fuego. La gente corrió, después de eso vi cómo la abuela de Kim cargaba a un niño y murió en sus brazos. Después vi a Kim gritando de dolor. Allí dejé de fotografiar, puse la cámara en el suelo y decidí ayudarle (…) En el hospital por la gravedad de sus quemaduras no la querían atenderla (a Kim). Mostré mi carné de periodista y amenacé con publicar la foto y denunciar la situación si no la atendían.

-Kim: Estuve tres días en una morgue porque no me daban esperanzas de vida. La gente esperaba que yo muriera.

¿Cuál debe ser el papel del fotoperiodista ante situaciones de tanta crueldad, tensión y dolor? ¿Cuál debe ser la línea?

-Nick: Yo la ayudé. Vi que las bombas cayeron, tomé la fotografía, era buena, pero sabía que tenía que ayudar. Si no lo hacía, ella moriría. Sé que desde las escuelas de comunicación dicen “no ayude, no altere la escena, no ponga los sentimientos de por medio”, pero para mí ella era más importante. No me importó mi trabajo. Como muchos otros, yo ya había cumplido con mi trabajo, pero por encima de todo estaba ayudarla. Era mi prioridad.

¿Qué consejo les da a las personas jóvenes que comienzan en el periodismo y la fotografía?

-Nick: Si alguien necesita ayuda, se debe extender la mano.

-Kim: Creo que deben hacer bien su trabajo y luego ayudar. A mí eso me salvó la vida. Conectar con las personas y su entorno. Los nuevos periodistas deben conectar con eso, darle la importancia al ser humano.

¿Hubo imágenes similares que no pudo publicar?

-Nick: Durante la guerra tomas muchas fotos que uno mismo decide no publicar. Imágenes crudas, llenas de dolor. Cuando revelé la foto de Kim dos editores de la empresa donde trabajaba me dijeron “no la publiques”. No querían que saliera a la luz, pero un director dijo que debía darse a conocer porque reflejaba la crueldad de la guerra. “Foto es foto”, dijo. Pidió no retocarla ni editarla de ninguna manera. No me gusta publicar gente muerta, pero la foto de Kim comunicaba un mensaje. 

¿Cuál es esa línea diferenciadora entre una foto dura, pero que comunica un mensaje, a otra llena de sangre y morbo?

-Nick: La sensibilidad. En una guerra nadie te dice cómo tomar una foto. Aun así, debes saber qué sí y cuándo algo no debe ir. Actualmente en las salas de redacción hay más editores, más personas sensibilizadas en derechos humanos.

Estamos en un tiempo de redes sociales, cuando todos tienen una cámara en su celular y no existe suficiente sensibilidad. Sobran influencers y creadores de contenido, pero sin conocimiento técnico ni sensibilidad por los demás.

-Nick: Tener un teléfono no te hace fotógrafo o periodista. Hay gente que puede hacer mucha plata, pero eso no te hace profesional. 

-Kim: La base está en la educación, ese es el principal concepto. La tecnología puede ayudar, pero lo principal es cambiar la vida de las personas con respeto. En mi caso Facebook me consultó qué hacer con la foto. Yo sabía que a pesar de todo fue hecha profesional. Les expliqué lo que sentía con mi foto. Al principio sentía dolor porque me la tomaron sin permiso, sin el permiso de mis padres, todo el mundo la vio. ¡Era solo una niña! Pero entiendo el mensaje, la intención. ¡Al principio la odiaba! Sentía dolor al verla, pero entiendo el momento, la toma de la fotografía. Si ves la foto, es muy buena. ¿Eso como se entiende? Con educación y respeto. Las nuevas generaciones entienden con esa foto qué es la guerra, lo que los seres humanos hicieron. Tiene un mensaje transformador. A veces las fotos o mensajes pueden ser buenos, pero feos al mismo tiempo.

El 65% de su cuerpo quedó abrasado y tuvieron que practicarle injertos. ¿Cómo recuerda ese proceso en el hospital de Saigón?

-Kim: Fue terrible. Perdía constantemente la conciencia, no recuerdo muchas cosas. Me enteré que pasaba por medio de periodistas, de mi madre o de doctores. Los recuerdos son horribles: las enfermeras me llevaban a tomar baños y realmente era horrible. La piel me dolía. Soñaba con no tener heridas. Pensé que nadie me amaría nunca más. Sentía odio, lloraba mucho. Me robaron la infancia. Solo tenía 9 años. Era una niña, todos los que estaban en el hospital se miraban igual a mí. Las lágrimas dolían mucho.

¿Aún tiene repercusiones físicas, psicológicas, emocionales o espirituales? 

-Kim: Aún las tengo. Tuve 17 operaciones. Mi recuperación fue muy lenta. Cuando regresé a casa mi vida cambió. Me convertí a Jesús, acepté el cristianismo y desde allí todo es amor. Mi vida volvió. Emocional y espiritualmente pude superar traumas, dolor y sufrimientos. Ahora sonrío más. Amo y sonrío. 

Posterior a la guerra, ¿ustedes o sus familias sufrieron repercusiones o amenazas por parte de algún gobierno o institución?

-Nick: De ninguna manera. La imprimí en cuatro horas, la mandé a la dirección como mandé otras y al día siguiente estaba en las portadas de los principales diarios del mundo. Nadie la pudo parar. Hay muchas fotos mejores que podían ganar un Pulitzer, pero la gente recuerda esta. Mi exjefe ganó dos Pulitzer de fotografía y me decía: “Nicky, gané dos premios por fotos de Vietnam, pero nadie las recuerda”.

-Kim: La publicaron. Yo la vi 14 meses después y sentí mucho dolor. Después de 50 años la gente la recuerda. Mi foto incluso es reconocida por las nuevas generaciones. 

Actualmente hay imágenes similares: un niño ahogado en el Mediterráneo, dolor en África y Asia. La historia se repite, las guerras no se detienen.

-Kim: Eso rompe mi corazón.

-Nick: Algo estamos haciendo mal en el mundo.

Muchas personas se cuestionan el objetivo de mostrar imágenes de este tipo. ¿De qué forma pueden sensibilizar? 

-Nick: Son necesarias. Muestran la realidad, pero no podemos olvidar al ser humano.

¿Ha sido la foto más difícil que ha tomado?

-Nick: No. Hubo fotos más dolorosas, pero ese fue mi momento. Siempre hay que estar atento. No sé si habrá sido suerte. En Hollywood, donde trabajé, a veces era estar en el momento.

¿Alguna reflexión final?

-Kim: Quiero decir algo: Costa Rica es un lugar bendecido. Cuando me enteré que no tiene ejército me sorprendí. Se ahorran millones en armas. ¿Por qué no sembrar paz? Eso me sorprendió, la cultura en este país sin ejército. A las nuevas generaciones de este país les digo: “Sigan este legado, sigan la paz, nunca den la paz como algo garantizado. El concepto de paz, respeto y perdón es lo más hermoso y creemos que deben construirlo día a día. ¡Trabajen por ella!”.

PERIODISTA: Aarón Chinchilla Carvajal

CRÉDITOS: Fotos: Carlos Borbón

EMAIL: [email protected]

Jueves 13 Abril, 2023

HORA: 12:00 AM

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