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Opinión

Respuestas del poder de Jesús a la fe

Gilbert Fco. Gómez Reina *

Hermanos míos. Hoy, quiero referirme a dos grandes milagros que Jesús realizó, al mismo tiempo. Leemos en el Evangelio según Mateo 9, 18-26, que una mujer padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba: “Con solo tocar su manto, me curaré”. Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza, tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada.

De este mismo texto bíblico, se lee que Jesús se dirigía a casa del jefe de la sinagoga, y postrándose ante Él le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”. Cuando Jesús llega a la casa del jefe de la sinagoga, no dice como se llama este señor, pero, lo encontramos en el Evangelio según Marcos 5, 21-34, se trata de Jairo. Entonces, Jesús ve a los flautistas y el tumulto de la gente y les dijo: “Retírense de aquí. La niña no está muerta, está dormida “. Y todos se burlaban de Jesús. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y esta se levantó. La noticia se difundió por toda la región.

Conforme a lo anterior, vemos dos grandes milagros de Jesús (en otras ediciones de DIARIO EXTRA, El Periódico del Pueblo, de Asesoría Legal Gratis y de la Palabra de Dios, me voy a referir), uno la curación de una mujer conocida como “la hemorroisa” y la resurrección de la hija de Jairo. Por eso, digo que estos dos milagros son clara respuesta del poder de Jesús a la fe, pues la manifestación del poder corresponde en intensidad a la fe que se tenga. Esto nos enseña cómo entender la frase tan repetida de Nuestro Señor en sus curaciones: “Tu fe te ha curado (o salvado)”. 

La fe de nosotros como suplicantes al Dios Padre Todopoderoso no realiza el milagro por sí sola, independientemente del poder divino de Cristo; pero esa fe de los destinatarios de sus favores es condición indispensable para activar tal poder.

En los milagros de comentario, vemos una vez más el corazón bondadoso de Cristo, que se compadece de la humanidad doliente. Tanto en el dolor físico de la mujer hemorroisa que tenía doce años padeciendo hemorragia, como el dolor moral de Jairo, que ve como su hija se le muere en las manos, refleja el amor paternal de Dios al hombre, su criatura.

Para nosotros como creyentes en Dios, la muerte, no debe ser un final, sino un sueño cuyo despertar es la resurrección para la vida eterna.

Hago mío el mensaje dado por el Papa Francisco en su homilía del 10 de enero 2014, cuando dice: “Hay muchos cristianos con una esperanza demasiado aguda, no fuerte: una esperanza débil. ¿Por qué? Porque no tienen fuerza y la valentía para confiarse al Señor. Pero si nosotros cristianos creemos confesando la fe, también guardándola, haciendo custodia de la fe y confianza en Dios, en el Señor, seremos cristianos vencedores. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: “¡nuestra fe!”.

 

*Servidor de apostolado en la Iglesia

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 29 Noviembre, 2022

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Gilbert Fco. Gómez Reina *

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