La tradición del desfile de faroles dio inicio en 1821, cuando los independentistas Dolores Bedoya y Basilio Porras encabezaron una manifestación el 14 de setiembre, en las calles de la ciudad de Guatemala.
Acompañados de los sonidos de la marimba y de la quema de pólvora, alumbrados con antorchas se dirigieron al Palacio Nacional de Guatemala, donde la nobleza estaba reunida para debatir el tema de la independencia.
Dolores Bedoya pronunció un discurso y con los brazos en alto pidió a los ciudadanos sus gritos y aclamaciones a favor de la independencia.
Las manifestaciones habrían ayudado en la decisión de firmar el Acta de Independencia, ya que los que estaban dentro del Palacio Nacional, escucharon sus ruidos y temieron ser atacados por el grupo.
Después de la firma y en una sola voz todos gritaron: ¡Viva la Patria, viva la libertad!
Se dice que esta tradición llegó a Costa Rica en 1953 cuando el profesor Víctor Manuel Ureña, entonces director provincial de escuelas en San José, tenía la idea de inculcar en el pueblo, empezando con los niños el espíritu cívico.
Así organizó oficialmente un desfile de faroles donde participaron aproximadamente 10 mil niños, y desde entonces cada 14 de setiembre se encienden cientos de farolitos a lo largo de todo el país que se reúnen para cantar el Himno Nacional a las 6 de la tarde, para luego caminar por las calles con los faroles.
