Hubo una época en que no existía a disposición la cantidad de marcas de bálsamos labiales que hoy ofrece el mercado, con toda clase de agregados que se supone benefician esta zona del cuerpo evitando la resequedad y previniendo las grietas. No obstante, se contaba con diversas mantecas vegetales, pero sin duda la más conocida, por tratarse de la preferida de la mayoría, era la de cacao, posiblemente por ese olor tan exquisito, penetrante, dulce y cálido.
Además se le podía conseguir en cualquier pulpería y tenía un precio sumamente bajo, lo cual la hacía accesible para todo el mundo. Tampoco los brillos labiales estaban al alcance de todas las jóvenes que empezaban a buscar cómo resaltar la sensualidad de su boca con un discreto brillo y un delicioso olor que invitara a comérsela, requisitos que dicho producto siempre ha cumplido.
Todo el mundo solucionaba entonces cualquier resequedad o abertura en los labios con este maravilloso producto, porque es tan noble que ni siquiera a aquellos que puedan resultar alérgicos al chocolate la olorosa barrita les hace daño y puede colocarse cuantas veces la persona quiera al día.
Hoy día, además, la manteca de cacao es un ingrediente que no puede faltar en muchos productos de belleza, sobre todo en cremas, porque además de lo fácil que resulta trabajarla y su rico olor tiene muchísimas virtudes que la hacen una gran aliada en la guerra contra el envejecimiento cutáneo.
Posee con propiedades antiinflamatorias potentes e hidrata como pocas mantecas del reino vegetal. Todo esto sin contar que el cacao está entre los alimentos que ayudan a combatir la depresión porque potencia la función cerebral y reduce los vaivenes del ánimo.
ESTÉTICA Y SALUD
La manteca de cacao está compuesta por una combinación de varios ácidos como el palmítico, esteárico y oleico, que le dan maravillosas propiedades en comparación con muchas otras grasas vegetales porque es muy estable, tiene textura suave, además de ser rica en sustancias antioxidantes.
Tiene propiedades humectantes y emolientes, o sea recupera la oleosidad del tejido reseco debido a la exposición excesiva al frío o al sol.
Por tratarse de un excelente humectante es fácilmente absorbida por la piel y llega hasta las capas más profundas, dejando la piel más suave. Tiene además la propiedad de regenerar la fibra capilar dejándola suave y flexible.
Por eso se usa en la fabricación de cremas, lociones humectantes y jabones, así como champús y jabones de tocador.
Además, en aplicaciones tópicas para quemaduras, resequedad de los labios, grietas y heridas de las mamas por amamantamiento, hemorroides, ungüentos analgésicos, procesos de cicatrización, cualquier tipo de lesión cutánea y en preparaciones caseras para disminuir la coloración de manchas en el rostro. Todas estas aplicaciones se explican por su función antiinflamatoria, analgésica y contra el estrés oxidativo (envejecimiento).
Además de ser rica en polifenoles, que son pigmentos naturales con actividad antioxidante, la manteca de cacao también previene el envejecimiento celular, eliminando radicales libres, por lo que se puede utilizar en fórmulas para rejuvenecer o retardar el envejecimiento de la piel.
Así que ya lo sabe, los abuelos no se equivocaban con esta grasa natural.
