Los problemas de tiroides son muchísimo más comunes de lo que realmente se pueda imaginar, pues los desórdenes tiroideos afectan al menos a 30 millones de estadounidenses, según la Asociación Americana de Endocrinología, y el asunto se complica si tomamos en cuenta que la mitad de ellos sufre los síntomas en silencio.
Por otra parte, las mujeres tienen 10 veces más probabilidad de padecer de este tipo de alteración.
La glándula de la tiroides posee una forma como de mariposa, tiene un impacto dramático en muchas de las funciones del cuerpo y está localizada en el cuello, justo abajo de la manzana de Adán. Es la encargada de producir la hormona tiroidea (TH) que regula la temperatura de su cuerpo, el metabolismo y el ritmo cardiaco.
Las cosas empiezan a ir mal cuando la tiroides está fuera de control. Si está lenta, produce muy pocas hormonas tiroideas, y si está muy acelerada producirá mucho más de lo necesario. Los síntomas van desde el cerebro hasta los intestinos, y el diagnóstico de este trastorno puede llegar a ser todo un reto. Así que revise si tiene los siguientes síntomas, su tiroides podría estar desequilibrada: Sensación de agotamiento y cansancio frecuente, colesterol alto, bajo interés sexual, piel seca, subida de peso, pérdida de apetito, el cerebro se siente difuso, intestino impredecible.
El hipotiroidismo, o sea cuando al cuerpo le faltan hormonas tiroideas, es especialmente común debido a las dietas y al estilo de vida. Cuando queremos corregir los temas de la tiroides es importante calmar el sistema inmune, reduciendo las fuentes de inflamación.
La inflamación es el resultado de una dieta pobre y del estrés diario, lo que altera dramáticamente la conversión de TH. Las siguientes recomendaciones pretenden incentivar nuevos hábitos saludables que mejoren el estilo de vida y contribuyan a un mayor bienestar, no necesariamente hacia la prohibición o mejoramiento del hipotiroidismo.
• Dieta libre de grasas: Una cierta cantidad de grasa es importante para regular las hormonas y la función cerebral, pero se deben evitar los excesos.
• Consumir mucha soya: Esta debería ser la comida perfecta debido a su poco contenido calórico y de carbohidratos, pero esto también puede interferir con las hormonas y la digestión. El yodo juega un papel importante para mantener la función tiroidea normal, cuidado porque mucha leche de soya o tofú puede bloquear la absorción del yodo en la comida.
• No trate de encajar demasiados planes en su vida: Decir que sí a todos los planes y eventos a los que le invitan es restarle tiempo de calidad a su propio cuidado. Antes de decir que sí a algo, debe tomar una pausa, mirar su calendario y pensar si realmente el plan le viene bien. Es importante sacar tiempo para usted, para meditar, relajarse y practicar lo que más le guste y le haga feliz.
• Cuidado con las bebidas dietéticas: Son bebidas hechas con tantos químicos que crean un ambiente tóxico en nuestro cuerpo, pero sobre todo contienen fluoruro que bloquea los receptores de la hormona tiroidea.
• No consumir alcohol regularmente: Este hábito puede producir fluctuaciones de azúcar, causando tensión en la tiroides suprarrenal-pituitaria (hormonas que controlan los sistemas vitales en el cuerpo). Este proceso repetido puede afectar negativamente el sistema endocrino, lo que conduce a la disfunción y hace que el sistema de señalización falle. En consecuencia, aumentará la formación de grasa y con ella la sensación de cansancio, fatiga y depresión.
• No consumir mucho gluten: Muchas de las personas que sufren de problemas de tiroides son probablemente intolerantes al gluten. Para probar su tolerancia, pruebe una dieta de eliminación de gluten por 30 días. Si se siente mejor sin él, quizá su tiroides está trabajando mucho mejor.
• Evitar azúcar excesiva: El azúcar refinado agota las vitaminas y los minerales y bloquea la construcción de una tiroides saludable y suprarrenales fuertes. Una mala alimentación puede ser un factor que contribuye en los problemas de tiroides, pues debido a las altas fluctuaciones de azúcar en la sangre se pone mucha tensión adicional en la tiroides y en las glándulas suprarrenales.
