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Opinión

Lo primero, despertar

Juan Luis Mendoza

Como lo advierte el Padre Larrañaga, “Este es el primer acto de liberación: despertar”. Y se explica: “El hombre sufre porque está dormido, y está dormido porque no se da cuenta de que es su mente el motor que genera las angustias”. E incluye un dicho que a mí personalmente me llamó la atención desde el primer momento en que lo leí en alguno de sus libros: “las cosas existen en la medida en que existen en tu mente”. En consecuencia, añade: “Si nosotros tuviéramos tal poder sobre nuestra mente que pudiéramos quitar o poner los pensamientos a voluntad, no habría más disgustos en nuestra vida. Somos nosotros los que creamos los disgustos”. Y, a propósito, concluye: “Pero eres tú, despierta, solo tú quien está haciendo de un hecho pasado un disgusto presente”.

El disgusto, y así también otros muchos padecimientos son producto de la mente. En ese sentido, el Padre Larrañaga afirma: “La causa general del sufrimiento humano es producto de la mente. Por hablar de una manera gráfica y aproximativa, yo diría que el ochenta o noventa por ciento del sufrimiento es materia subjetiva. Podríamos decir que el nuevo nombre de “infierno” es “mente”, porque no podemos olvidar que “infierno” significa “sin salida”, y donde no hay salida hay encierro, y donde hay encierro hay angustia”. Y concluye: “No hay peor prisión ni más dura esclavitud que una mente ocupada por sus propias obsesiones. Pero esta noticia, en lugar de ser amarga, es una buena noticia porque, así como nuestra mente engendra la angustia, también puede engendrar la libertad. Todo está en nuestras manos: el bien y el mal. El problema es uno: despertar”.

En efecto, si se está dormido, sobrevienen los miedos que son fantasía mental, algo sin fundamento, algo imaginario, pero que hace sufrir. 

Es como andar de noche en un lugar desconocido, que todo se deforma en sombras que dan miedo, fantasmas que asustan. 

Algo semejante ocurre con los devaneos de una mente descontrolada, por dormida: este vecino no me saludó, es que algo le habrán dicho de mí; el compañero de trabajo que maquina desplazarme del trabajo; este negocio que no me sale; el hijo que se demora en llegar a casa, ¿qué le habrá pasado…? Porque se está dormido, asaltan a la mente esas suposiciones que hacen sufrir. ¡Alto!, hay que despertar.

El mismo Padre Larrañaga advierte, insistiendo en el tema, tan importante para poder dejar de sufrir: “Estás dormido, y estar dormido significa proyectar mundos subjetivos, exagerar perfiles negativos, andar fuera de la realidad, sacar las cosas de su correcta dimensión. La mayor parte de las inseguridades, apreciaciones y espantos son, en general, hijos de una mente obsesiva”. Y resume: “Saber que los sueños, sueños son, saber distinguir la fantasía de la objetividad, la ilusión de la realidad, saber que todo pasa y nada queda; saber que las penas suceden a las alegrías y las alegrías a las penas, que aquí abajo no hay ningún absoluto. Despertar, en suma, es darte cuentas de que estabas dormido”.

Aún he de añadir algo más. Será en una próxima entrega, Dios mediante.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Sábado 18 Septiembre, 2021

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Juan Luis Mendoza

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