Yendry Palma se levantó el 30 de agosto con la ilusión de que por fin recibiría la segunda dosis de la vacuna contra el Covid-19, con la cual esperaba contar con mayor protección contra el virus.
Lo que jamás imaginó fue el calvario que empezaría a sufrir a partir de la aplicación de esa dosis de Pfizer cuando su día a día comenzó a cambiar de forma radical.
Esta vecina de Alajuelita recibió la inmunización en el área de salud de la zona, donde le aplicaron la primera dosis, también de esta casa farmacéutica estadounidense.
“Ese día en el trabajo me dieron libre por la aplicación de la vacuna. Ya casi en la noche empecé a sentirme mal, pero cuando digo mal es que estaba bastante grave. Me agarró dolor de cuerpo, escalofríos y fiebre”, comentó.
Conforme pasaron las horas llegó el cuadro de vómito, que empezó a preocuparle porque nunca antes tuvo un padecimiento parecido, por lo que decidió ir al servicio de emergencias.
Cuando llegó a la Clínica Dr. Solón Núñez le dijeron que no la atenderían porque le correspondía ir a la Clínica de Alajuelita, ya que todavía estaba en servicio.
En ese centro médico le indicaron que el vómito y la diarrea que presentaba eran síntomas normales de la vacuna que se aplicó unas horas antes.
Pasó varios días con sueros e incapacitada. Mientras tanto su estado de salud iba agravándose, ya que comenzó a sufrir un fuerte dolor de piernas que poco a poco le imposibilitaba movilizarse.
“A la gente que le cuento lo que yo pasé le digo que eran como piernas de elefante. Las sentía gigantescas porque me pesaban y al dar un paso me dolía mucho.
Cuando llego al baño me quito el pantalón de pijama, veo que están completamente moradas, con las venas resaltadas y con los vasos capilares como reventados”, añadió.
Cuando acudió al centro médico el doctor que la atendió no le pidió siquiera que le mostrara las piernas para revisarlas y le indicó que lo que tenía era Covid-19, por lo que no la atendería nuevamente sin una prueba.
El insoportable dolor la obligó a seguir yendo a la clínica, pero le negaron que los síntomas que presentaba se debieran a la vacuna, solo le aplicaron Tramal y la enviaron para la casa.
CONTINÚAN CON NEGATIVA
Como las molestias no le permitían ni dormir, Palma continuó yendo a buscar ayuda, pero llegó al punto que la doctora del servicio de emergencias le gritó que no pensaba atenderla porque no tenía nada.
Ante la aparente negación del servicio continuó peleando por sus derechos, por lo cual le dieron una referencia para que la atendieran en el Hospital San Juan de Dios.
En este centro médico le practicaron un examen vascular periférico, le indicaron que todo estaba normal, aunque no le entregaron los resultados y en el EDUS no existe registro de esa prueba.
“Yo sé que tengo efectos de esa vacuna, que ellos no quieran aceptarlo y pretendan ocultarlo a la luz pública es otra cosa.
Lo único que sé es lo que empecé a vivir desde el día que me vacunaron. Si he mejorado es porque he estado pagando medicina natural porque en la Caja no quisieron verme”, denunció.
Palma interpuso una denuncia contra los funcionarios que le negaron los resultados del examen para que esto no suceda nuevamente.
DIARIO EXTRA intentó conocer la versión de las autoridades médicas, pero al cierre de edición no obtuvimos respuesta.
PERIODISTA: Geovanny Garita Rivas
CRÉDITOS: Fotos facilitadas por la afectada
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Sábado 18 Septiembre, 2021
HORA: 12:00 AM