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Opinión

El benemérito Rogelio Fernández Güell

Tomás Federico Arias Castro*

Con profundo orgullo cívico, los costarricense hemos conocido en días recientes cómo la Asamblea Legislativa saldó una antigua deuda que tenía pendiente desde hacía más de un siglo: la declaratoria como Benemérito de la Patria de don Rogelio Fernández G.

Ilustre personaje de la cultura y la literatura costarricense en particular, y de la política y el periodismo en general, cuyas valiosas improntas se desplegaron tanto en su patria, como en España, México, Estados Unidos, Argentina, Chile y Brasil, aunado a lo cual formó parte de diversas instituciones intelectivas y publicó numerosas obras en casi todas esas latitudes.

Así, al estarse conmemorado en 2021 la efeméride del bicentenario de nuestra independencia, merece reflexionarse acerca de los derroteros de vida de uno de nuestros más eximios compatriotas durante esos dos siglos de autonomía.

 

PROLEGÓMENOS

 

Fernández nació en la ciudad de San José el 4 de mayo de 1883, incursionando en actividades periodísticas, literarias y políticas desde 1901, estas últimas las cuales le ocasionaron varios ataques y vejámenes, por lo que se exilió en España (1904), donde ingresó como pasante a la Universidad de Madrid y se inició en la doctrina del Espiritismo (1905).

Con posterioridad, viajó a Ciudad de México (1907), en la que laboró en el Observatorio Astronómico Nacional y la biblioteca de la Secretaría de Relaciones Exteriores, siendo luego nombrado como Cónsul de esa nación en la ciudad de Baltimore (Maryland).

Para 1910 renunció a su puesto diplomático (1910) y se incorporó a la lucha desatada en suelo mexicano contra la dictadura del Gral. Porfirio Díaz. Evento conocido como la Revolución Mexicana y cuyo líder era su amigo y colega espiritista Francisco Madero G., a quien conocía desde 1907 por actividades de esa institución. 

Ya en plena lucha Fernández fungió como director del periódico revolucionario El Amigo del pueblo y secretario del Club Libertado Francisco Madero. Hasta que, tras el triunfo de la rebelión y la elección de Madero como presidente de México (1911), trabajó como jefe del departamento de publicaciones del Museo Nacional, director del periódico La Época y de la revista espiritista Helios, así como presidente de la Gran Liga Mexicana de Librepensadores. Esto último en razón de su pertenencia a la Masonería de ese país.

 

CULMEN Y REGRESO

 

En 1912, Fernández ocupó su puesto de más fuste en México: director de la Biblioteca Nacional; siendo hasta el presente el único extranjero en haber desempeñado tan significativo cargo.

De seguido y tras el ignominioso asesinato de Madero (1913), regresó a Costa Rica. Aquí laboró como subsecretario de Gobernación, Policía y Fomento y Director General de Correos (1914), director del periódico El Imparcial (1915), diplomático en suelo argentino, chileno y brasileño (1916), Diputado Constituyente (1917) e ingresó a la Masonería costarricense. 

En paralelo, publicó numerosas obras, destacando el libro Episodios de la Revolución Mexicana (1915), en el que describió su paso y pormenores en dicho evento bélico. Hasta que, tras varias disputas con el Poder Ejecutivo, se ordenó su arresto, por lo que se soliviantó en la ciudad de Atenas con la Rebelión de río Grande (febrero, 1918), la cual fracasó, debiendo huir en resguardo de su vida.

Empero, tras una larga jornada junto a varios correligionarios hasta el poblado de Buenos Aires (Puntarenas), fue acribillado el 15 de marzo de 1918 y sepultado en el cementerio de ese lugar. Para 1923, su osamenta se trasladó al Cementerio General de San José, donde reposa hasta el presente en el mausoleo de la logia masónica Hermes N.° 7. a la que perteneció. 

 

HOMENAJES

 

Para 1919, la principal vía de San José fue nombrada Avenida Central Rogelio Fernández G., aunque lamentablemente casi nadie la llama así. En 1920 se presentó un primer proyecto para declararlo como benemérito, pero no fructificó, utilizándose luego su nombre para las escuelas de los cantones de Mora (1936) y Buenos Aires (1950). 

Asimismo, el Colegio de Periodistas inauguró en 1992 su Auditorio Rogelio Fernández Güell, siendo en 1993 cuando otra propuesta para su benemeritazgo tampoco se materializó. Mientras que en 2005 se creó el actual Premio Nacional de Valores Rogelio Fernández Güell. Por fin, el tercer proyecto de benemeritazgo fue presentado en 2018, habiendo sido en este año 2021 cuando se le concedió a Fernández Güell el egregio sitial de honor como uno de los costarricenses más distinguidos de nuestra historia. 

 

*Profesor de la Facultad de Derecho, UCR

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Jueves 16 Septiembre, 2021

HORA: 12:00 AM

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