Basta de excusas para lo indefendible

Editorial

Los ciudadanos costarricenses atestiguan cómo en medio de la pandemia por Covid-19 en el país se torna evidente el abuso de poder de las autoridades y las variadas maneras en que usan las actuales circunstancias para beneficio propio.
Pero más triste aún es el juego en que cae la Administración de Carlos Alvarado de hacerse la víctima y asustar al estilo de Pedrito y el lobo, pues ha llegado al punto en que ya nadie le cree su discurso.
Actualmente nos encontramos en un escenario al estilo UPAD 2.0, pero disfrazada de una aplicación del Ministerio de Salud de Costa Rica con el fin de alertarle a la persona si tuvo contacto directo con alguien que dio positivo por el nuevo coronavirus.
La app en sí no es el problema, sino que a muchos de los compatriotas se les instaló de manera directa en sus dispositivos móviles, sin su consentimiento, únicamente apareció y ya.
Los ciudadanos están llenos de dudas porque ya ni siquiera hay seguridad sobre la privacidad de la persona desde los teléfonos celulares y en donde los temores por sentirse rastreados se acrecientan. Pero claro, es que sus actuaciones delatan esas malas intenciones.
Desde el 6 de marzo de 2020 se empezó a observar la forma como el Gobierno de Alvarado comenzó a usar la pandemia a su favor para hacer politiquería y beneficiarse de ella, tratando de lavarse la sucia imagen que los caracteriza desde el arranque.
Es importante recordar que el primer caso de Covid fue el salvavidas de un Gabinete al borde del colapso, que antes de hacer las del Titanic pudo, con esta emergencia mundial, evadir los cuestionamientos a raíz del polémico decreto ejecutivo que dio origen a la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD), la famosa unidad “espía” que se creó con el fin de acceder a la información de carácter sensible de la ciudadanía costarricense.
Es de conocimiento que esta Administración codicia los datos sensibles de los ciudadanos y prueba de ello es la base que se creó con la plataforma del bono Proteger. Los bien pensados dirán que el Gobierno lo único que hizo fue darle dinero a quienes se vieron afectados por suspensiones de trabajo, reducción de jornadas y despidos a causa de los embates económicos por el nuevo coronavirus y que los datos no los almacenaron para beneficio propio.
Para colmo ahora se aprovechan de la pandemia para hacer de las suyas con una aplicación llamada Mascarilla Digital, pero que a muchos se les instaló de forma directa en el teléfono.
Desde el Ministerio de Salud quieren vender la idea a las masas de que se trata de un servicio voluntario que no almacena ninguna información personal de los usuarios ni de la ubicación de estos. ¿Quién prueba que esa afirmación es correcta? Si fuera voluntario, ¿por qué entonces aparece en los dispositivos móviles sin que la gente tuviera conocimiento de ello desde un principio.
Según el Ministerio, si una persona estuvo a 2 metros de distancia de otra persona por un mínimo de 10 minutos, ambos teléfonos intercambiarán códigos de seguros y anónimos mediante la tecnología de Bluetooth. En caso de que un usuario tuviera un resultado positivo se les avisa a los otros de forma anónima.
El caso positivo recibirá un mensaje de texto con un código para que de forma voluntaria autorice a Mascarilla Digital que notifique a aquellos que pudieron tener contacto siempre y cuando ambos tengan esa función. Según Salud, se usa el desarrollo de las empresas Apple y Google, pero el Ministerio está siendo parte de esa situación que para nada huele bien y en la que se podría estar en una nueva unidad espía.
Obviamente Salud se va a lavar las manos diciendo que no acceden a datos de la población, ni que fueran tontos para reconocer que sí. El problema es que los únicos responsables de que la gente no les crea son ellos mismos.
Llama poderosamente la atención cuando el Presidente, ahora que sí aparece a cada rato ante la opinión pública tirándose autobombos con el proceso de vacunación, le dice a la población que se tiene que informar sobre el uso de la herramienta.
Más bien el que debería informarse es él, sobre los horrores de comunicación durante su gestión y que lo llevaron a contradicciones en sus discursos, frases sacadas de contexto o de medias verdades. Ya la gente no le come cuento y ahora está más que informada.
El que a veces se tergiversen los mensajes difundidos en cadenas por WhatsApp resulta muy distinto a que las personas observen con sus propios ojos el acceso a una app que se descargó de forma automática por razones desconocidas, lo cual hace que las dudas se acrecienten al respecto.
Es entendible que a muchos los tomara por sorpresa, más cuando no se hizo la información masiva y eso que el Gobierno tiene sus espacios gratuitos para informar a la población, como las conferencias de prensa, aunque ya muy pocos las siguen.
La pandemia existe y causa estragos en todos los sentidos, en la salud muchos lloran la pérdida de un ser querido, otros se quedaron sin trabajo y no se pudieron recuperar tras la caída de ingresos, pero nada de eso justifica que se aprovechen de esto para limitar el derecho al trabajo y al acceso libre por todo el país con sus afamadas y aclamadas restricciones vehiculares sanitarias, a las cuales nadie les ve sentido y sobre las que nunca han presentado informes de ningún tipo que prueben su efectividad.
Señor Carlos Alvarado y miembros de la Administración, dejen de tratar a la gente como ignorante. Dejen de hacerse las víctimas cada vez que les cuestionan su inoperancia para gobernar. Dejen de estar dando excusas siempre a lo indefendible, en especial porque ya les queda menos de un año para que finalice su Administración y siguen cayendo en polladas.
Bastantes restricciones le impusieron ya a la población como para que ahora se genere un estado de indefensión ante la nueva amenaza que se cierne, la gente teme que se pueda acceder nuevamente a sus informaciones más privadas.
Dejen de estar violentando la privacidad de las personas, ¿cuál es el afán de acceder a datos sensibles y para qué los usan? ¿Para fines políticos?, porque para atender el tema salud ya nadie les come cuento. Pónganse serios y dejen de estar haciendo campaña política con la pandemia.