Ásperas manos que labran la tierra, manos que nos brindan día con día el alimento que llevamos a nuestra mesa. Celebramos al agricultor, al trabajador de campo, al labriego sencillo que antaño inspiró tantas alegorías y que sigue proporcionándonos los frutos de su arduo trabajo.
Los agricultores son piezas clave dentro del marco de una alimentación saludable y pilar fundamental de la economía.
Es así, que del adecuado acceso y consumo de alimentos deriva nuestra salud, ya que una alimentación variada y balanceada nos proporciona los nutrientes necesarios, para mantener un buen estado físico y nutricional; siempre que los consumamos en la calidad y cantidad apropiadas.
El consumo de productos frescos, particularmente de vegetales y frutas, nos permite incorporar a nuestro cuerpo nutrientes esenciales como lo son las vitaminas (especialmente A, E y C, entre otras) y minerales presentes en su forma natural, la mayoría de los cuales son antioxidantes que nos permiten retardar el envejecimiento de las células y a prevenir enfermedades degenerativas. Adicionalmente, nos permite incorporar componentes bioactivos, que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos frescos y que se caracterizan por presentar un efecto beneficioso para la salud, como son, por ejemplo, la luteína, la zeaxantina, el licopeno, los carotenoides α y β, entre muchos otros; mismos que se encuentran en mayor concentración en las cáscaras y estopas, por lo que al consumir los productos enteros, frescos y sin procesar encontramos mayores beneficios nutricionales.
Del campo también provienen todos los granos, semillas y leguminosas que consumimos, que nos aportan energía para realizar las diferentes actividades del diario vivir, y son fuente de vitaminas del Complejo B, importantes para una adecuada obtención de energía, y el mantenimiento del sistema nervioso central, los músculos y la salud del sistema circulatorio.
Las ferias del agricultor y los mercados en los que se comercializan productos agrícolas en su estado natural, frescos o producidos de forma artesanal/tradicional o de forma orgánica, se convierten entonces en una excelente opción para mejorar no solo la calidad nutricional de la dieta usual, si no que pueden ser una alternativa, en muchos casos de menor costo para el bolsillo del consumidor. Desde esta perspectiva y como decía Hipócrates “que la comida sea tu alimento, y el alimento, tu medicina”.
Además, los agricultores resguardan procesos culturales, tradiciones y costumbres propios de la vida del campo. Es así que, a su vez, rescatan el uso de alimentos autóctonos, la producción, consumo y comercialización de especies vegetales nativas y técnicas culinarias que forman parte de su amplio bagaje de conocimientos.
La comunidad nutricional debería de ser vista como una aliada de la agricultura, y viceversa, porque con su sinergia se estimula indirectamente la demanda por variedad en la dieta, al estimular directamente la demanda por alimentos ricos en micronutrientes.
Por todo lo anterior, rindamos honor a nuestros campesinos y agricultores, por los grandes aportes que brindan a nuestra sociedad, salud y economía, día con día, aprendiendo a valorar su trabajo y dedicación, y prefiriendo el consumo local y bien remunerado.
Dr, Carlos Leal Hernández
Colegio de Profesionales en Nutrición
