Diario Extra - ¿Se debe rescatar a la pareja?

No es aconsejable que se meta a una relación de pareja con alguien a quien tenga que salvar o rescatar.
Es muy típico escuchar: “Tú me salvaste de morir de amor, me rescataste de la soledad, que hubiera hecho sin ti, seguro hubiera desfallecido de tristeza, mi alma estaba en penumbra, entraste a mi vida y se llenó de luz”.
Sé que esto suena muy romántico, tal vez fue lo que le enseñaron en esta cultura y le dijeron que está bien, pero es falso, este concepto es solo un creador de relaciones tóxicas.
Estas frases solo revelan a una persona que no será pareja, más bien será esclavo y dependiente, también será alguien que ahoga y que es intenso, que cuando se sienta mal culpara a su pareja de su sufrimiento y le atormentará.
Al final terminará manipulándolo con culpabilidad por no rescatarlo a tiempo. Y sabe, no importa cuánto se dé usted, nunca será suficiente, pues a estas personas, por su inoperancia, nunca se les termina de rescatar. Se echaría encima un ciclo eterno de situaciones que emocionalmente cansan mucho, y no vale la pena vivir así.
El rescatador es alguien con ansiedad de perder al ser amado y que haría lo que sea por no perderle, además es una persona que en una forma enfermiza cree que esa forma de amar es sana. Lo otro es que desgraciadamente el rescatador se siente bien amando de esa manera, y hasta la enseña, la celebra y la promulga para que otros amen de esa manera. Está engañado por sí mismo y, lo peor de todo, ignora que está en un error que le lleva al matadero.
El rescatado es alguien que esta cómodo en esa posición y no se va a mover de ahí, el que le rescata llego a él o ella por atracción fatal y automática, sus armas secretas, el victimizarse y la manipulación, argumentos emocionales, todo esto acompañado de chichas, lágrimas, reclamos, rabietas y escenas.
Y bueno, sin dejar de mencionar la particularidad de que el rescatado es quien termina mandando en la relación, esto pasa porque es egoísta por naturaleza y la relación solo se trata de sí mismo. El rescatado suele ser malagradecido y muchas veces termina pagando mal todo el amor que ha recibido y lo que han hecho por su persona siendo infiel.
Es bueno que a la pareja se le apoye, impulse, dé ánimo, pero no se ponga a rescatar a nadie, la relación no se trata de eso, uno se casa no para rescatar, es para amar y ser amado, no para que el rescatador ame cien y el rescatado ame cuarenta, o para que solo se deje de amar y utilice al otro.
Ante esta situación lo único que queda es trabajar la relación con el objetivo de que haya equidad, donde ya no haya abusos, donde no haya alguien que manda y que el otro obedezca, en donde más bien todo eso se cambie por algo llamado plenitud, que por cierto se logra solo en relaciones sanas.

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