Soy un hombre de 33 años, vivo en unión libre. No tengo hijos y estoy enfrentando una enfermedad grave. Aunque estoy evolucionando bien, siempre existe la posibilidad de que me muera. Mi pareja y yo tenemos siete años de estar juntos y no tenemos hijos. Ambos queremos tener un hijo, pero yo, así como estoy, no puedo. Leí en un periódico de Portugal que se puede tener hijos aun después de que uno muere, pero no entendí cómo se puede hacer algo así.
Los avances de la ciencia han llegado a niveles sorprendentes y esto es particularmente cierto en el área de la fertilidad. Hoy estamos en capacidad de recoger muestras de semen que se pueden guardar por largos periodos de tiempo, gracias a una técnica especial de enfriamiento llamada criopreservación, que permite que los espermatozoides se mantengan vivos e íntegros por años. Esta técnica se utiliza precisamente en personas que enfrentan enfermedades graves con riesgo de muerte y ambos, tanto él como ella, desean tener un hijo mutuo.
Así, si una persona muere y antes ha recogido y guardado esas muestras, luego se pueden utilizar para conseguir un embarazo. Desde luego, esto tiene múltiples implicaciones éticas, morales y legales, por eso se está regulando en diversos países, entre ellos Portugal.
Desde luego las repercusiones van más allá de lo legal. Se debe pensar en los derechos de ese o esos hijos, lo que significará crecer sin un padre, y también los derechos de la futura madre, situaciones que son difíciles de enfrentar y que, por lo general, se recomienda una asesoría integral, que incluya el aporte de diversos profesionales, entre ellos médicos y psicólogos, con el fin de procurar el bienestar tanto de la madre como del niño.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: Dr. Mauro Mauro Fernández
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Viernes 16 Abril, 2021
HORA: 12:00 AM
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