Lo creado, sacramento de Dios

Juan Luis Mendoza

Llegados a la cima de la montaña, se disponen a pasar la noche que se presagia va a ser fría, y habrá que hacer una fogata. Prepara, pues, leña y para ello le dice a fray León: Cortarás toda clase de ramas, aún las gruesas, pero préstame atención, en cuanto a los troncos, no los herirás, ni siquiera los tocarás, porque de un tronco como estos salió la cruz redentora de Cristo, eternamente bendito”. Al decir estas palabras se le humedecieron los ojos. Y añadió: Escúchame, hermano León: al cortar los matorrales, respetarás la raíz para que pueda retoñar y revivir. Respeto y amor a la naturaleza, y más aún a su Creador.

En estas, una bandada de alondras surca el firmamento, y la reflexión de Francisco: “La hermana alondra es un ejemplo para el hermano menor. ¡Con su capuchita se parece tanto a nosotros! Su plumaje es de color terroso como nuestro hábito. Busca humildemente su alimento por los caminos. Se eleva a gran altura en el azul cantando alegremente. En suma, su corazón está siempre en las alturas. Nosotros deberíamos ser como las alondras”.

Francisco permanece unas horas frente al fuego que le pareció más “hermoso, vibrante y jocundo” que nunca. Después la reflexión y la oración: Hermano León, estoy estremecido por la fuerza y la hermosura del hermano fuego. Mira qué perpetuo movimiento. Mira la llama cómo sube y baja por la espalda del leño. Aparece y desaparece como un sortilegio. Mira cómo se lanza en una carrera centelleante recorriendo de extremo a extremo el leño. Ahora es amarilla, más tarde azul, después roja, enseguida verde-azul. Parece un fuego mágico de la hermana Madre Tierra. El fuego, el mar, Dios: ¡se parecen tanto! Hermano León escribe: Entre todas las creaturas, la que más se parece a Dios es el fuego. Los dos están llenos de vida y movimiento. Los dos alumbran y calientan. Los dos resplandecen y mueven. Los dos calcinan, purifican, cauterizan según los casos. Los dos son hermosos y vibrantes. Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego.

Al echar fray León tierra sobre los tizones a medio quemar, ya apuntando el día y apagar el fuego, interviene Francisco: No, hermano León; así no. No debemos extinguir nada en este mundo. Si los intelectuales de la Orden no lo encontraran ridículo, hubiese puesto en la Regla estos mandamientos: No apagar velas; no extinguir las llamas; no cortar troncos; no pisar piedras; no enjaular pájaros; no cortar flores; no quemar nada; no destruir nada; no despreciar nada; alimentar abejas durante el invierno; tener piedad de todo lo que vive; sentir ternura por todo lo pequeño e insignificante; tratar con predilección a los animalitos feos y repulsivos… Ah, si me hubieran permitido los intelectuales, ¡qué Regla tan distinta hubiera dado a los hermanos! Oh, hermano León, el mundo entero es un enorme sacramento de Dios.

A hacerlo así, como Francisco.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Sábado 10 Abril, 2021

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Juan Luis Mendoza