Soy una mujer divorciada de 33 años. No tengo una gran experiencia sexual, pero noté que con las pocas parejas que he estado, no disfrutaba el sexo, eso contribuyó a que mi matrimonio no funcionara. Ahora divorciada cuando tengo alguna salida, he notado que disfruto más, la conquista, los besos, las caricias, que el acto sexual, así que me hago la difícil. Mis amigas dicen que soy una calientahombres y que los dejo con ganas, pero es que así, sí disfruto.
En nuestra sociedad la sexualidad suele ser interpretada en términos masculinos, tanto por los hombres como por las mujeres, por esa razón, en las etapas iniciales de la vida sexual se le da tanta importancia al coito y específicamente a la penetración, la cual suele ser el punto alto del deleite masculino.
Sin embargo, en muchas mujeres el mayor placer se encuentra en las caricias, los besos, los abrazos, y hasta en el mismo sexo oral, mientras que la penetración ocupa un segundo plano. A veces, la mujer tarda en superar ese legado cultural y en darse cuenta de sus gustos y preferencias, más cuando lo logra, suele convertirse en una asidua de las relaciones sexuales con preámbulos prolongados.
Desde luego cuando se cuenta con un vínculo, rápidamente las parejas, luego de una conversación sincera y distendida, entienden los gustos y preferencias de ambos y se abocan a procurar el placer mutuo. Situación que es más difícil cuando se tienen relaciones casuales, en las que, por lo general, suele ocurrir una penetración apresurada y fugaz que no colma las ansias femeninas ni llena las expectativas de ellas.
Esa es una de las grandes diferencias en materia sexual entre una relación estable y un vínculo pasajero. El tiempo suele ser el gran consejero, y es lo que les permite a los amantes conocer a fondo su esfera íntima, así, estas parejas exclaman, como bien dice Fausto, “tu … manera de amar ya la sé de memoria”.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Sábado 13 Marzo, 2021
HORA: 12:00 AM
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