“Pluses” de diputados y marcha feminista

Editorial

Hay dos dichos que usamos los ticos con mucha frecuencia: “lo que es bueno para el ganso es bueno para la gansa” y “si hay patadas hay pa’ todos”. Estos se los repetimos con ahínco a algunos diputados, quienes insisten en mantener privilegios insostenibles en tiempos de crisis.
Se trata de Víctor Morales Mora, Dragos Dolanescu, Jorge Fonseca y David Gourzong, quienes durante la tarde de ayer literalmente bloquearon la moción que promueve el congresista José María Vilalta para quitar los 500 litros de gasolina que les regalan.
Ellos se rehúsan a perder el combustible de sus autos, se resisten a que esa posibilidad quede normada en el proyecto de Ley Marco del Empleo Público, el mismo que busca poner en cintura a miles de funcionarios, quienes por años han drenado al Estado con la complicidad de los políticos de turno.
Las cifras lo demuestran: los congresistas reciben 500 litros al mes de combustible, cuyo costo unitario es de ¢616, lo cual quiere decir que cada uno tiene un promedio disponible de ¢310.000. Multiplicado por 57 que son en el plenario, eso suma poco más de ¢17 millones cada mes.
Pero esa cantidad se eleva mucho más, porque al año gastan ¢3,7 millones cada uno, eso indica que en total se gastan en este privilegio ¢207 millones, y si calculamos lo que usan al cabo de los 4 años de gestión, la cifra asciende hasta los ¢830 millones. Todo lo anterior con el precio de la gasolina súper en la actualidad.
Pero la cosa se pone peor cuando vemos que mucha de esa gasolina es para salir a pasear y ahora, en año de precampaña, la invertirán en buscar votos en comunidades. Ciertamente, cada quien debe asumir esos costos y el pueblo tiene que dejar de estar sosteniendo la burra, como decimos popularmente.
Pero además resulta incomprensible cómo estos cuatro señores se resisten a dar su grano de arena en un tema país. No hay recursos, o al menos es la idea que nos venden las autoridades cada día, pero nadie parece comprometido a poner un alto a tanto despilfarro.
Don Dragos, usted ha salido con la bandera en alto pidiendo mano dura para los burócratas que ganan millones a costa del resto de los ciudadanos, quienes tienen privilegios insoportables, pero paradójicamente un informe de la Asamblea indica que es el que gasta más combustible. Aquí no aplica ese refrán de que quien peca y reza empata…
Estimados legisladores, sean consecuentes; si se desgarran las vestiduras, pegan gritos y azotan curules, entonces den el ejemplo. Las palabras se las lleva el viento y el papel aguanta lo que le pongan, pero por otro lado limitar esos gastos exuberantes en gasolina es una opción viable, que debe analizarse con seriedad y que tanto el señor Dolanescu como sus tres compañeros legisladores podrían aprender a viajar en transporte público o bien sacar los cincos de su propio salario, que por mes asciende a los nada despreciables ¢3 millones, cargando su propio peso como el resto de los mortales. No parece tan complicado.
En otro tema igualmente importante, la tarde de este lunes se llevó a cabo una marcha en conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, pero lo que comenzó como un clamor por la igualdad de derechos terminó en actos de vandalismo.
Lamentable, esa es la palabra que describe lo que algunas mujeres hicieron contra los edificios del Poder Judicial, pues no repararon en rayarlos y dañarlos sin razón aparente.
Si efectivamente la marcha se coordinó con el objetivo de concientizar sobre los derechos y libertades de las mujeres, entonces por qué el evento terminó siendo un desorden y una demostración absoluta de irrespeto.
Estas acciones no hacen más que deslegitimar los movimientos de mujeres, las ideas deben debatirse con respeto, con integridad, pero ante todo con inteligencia.
Si las líderes de estos grupos exigen ser escuchadas, lo correcto es usar las vías del diálogo, no de la violencia. Si quieren ser tomadas en serio, entonces deberían mostrar un comportamiento respetuoso en las calles.
Quebrar vidrios, gritar vulgaridades, rayar paredes, entonar cánticos ofensivos e insultar a cuanto ciudadano no se siente vinculado con este tipo de marchas es la muestra más clara de ignorancia.
La tolerancia funciona en las dos vías, los derechos y libertades son de todos los seres humanos y su lucha no implica irreverencia, irrespeto ni insolencia.
Estas seudo protestas y quienes las organizan no representan a la mujer valiente y esforzada de Costa Rica.