Bono digital en medio de la pandemia

Edwin Estrada Hernández

-“Gobierno salvadoreño regala computadoras a estudiantes”.
-“¡Ejemplar!, que en medio de la pandemia y dificultades económicas se priorice con visión de presente y futuro distribuir más de 50 mil computadores a estudiantes, profesores y maestros”.
Hoy en el Foro internacional se reconoce con esas palabras al Presidente salvadoreño y su equipo, por su plan estratégico frente a las dificultades de los estudiantes en condición de vulnerabilidad.
Acertadamente se señalan los esfuerzos realizados por el Gobierno salvadoreño en aras de reducir la brecha digital y dotar de computadoras a estudiantes del sistema público de ese país; porque no es fácil disponer recursos en la coyuntura, cuando estamos sufriendo limitaciones económicas, situaciones de pobreza y falta de oportunidades.
No puedo evitar compararnos y valorar las herramientas que en la última década hemos construido como país. ¿Qué se ha hecho en Costa Rica?, ¿Se ha reducido la brecha digital? Con satisfacción, puedo responder: ¡Sí!
Nuestro país ya cuenta con el marco legal e institucional para llevar servicios de telecomunicaciones y dar subsidios a aquellas personas que no los pueden pagar.
Contamos con un Fondo de acceso y servicio universal y solidario -Fonatel-, que se financia a través de una tasa Parafiscal que aportan los operadores y proveedores de servicios de telecomunicaciones, y con esos recursos se concursan los proyectos a ejecutar para que nadie se quede atrás y el esfuerzo que hoy hacen los salvadoreños sea también el nuestro.
Entonces, ¿qué se ha hecho en nuestro país con los recursos de Fonatel para atender a las personas en condición de vulnerabilidad? Ojo, Costa Rica tiene 5 millones de habitantes vs. los casi 7 millones de nuestra hermana república centroamericana.
En primera instancia, fueron donadas 140 mil computadores con conectividad a Internet en la casa; esta meta se cumplió en el primer cuatrimestre del año 2020 (¡en medio de la pandemia!).
Habiéndose cumplido la meta, en julio 2020 se amplió para que 46 mil familias más reciban una computadora con acceso a Internet. (¡También en plena pandemia!).
Posteriormente, se identificaron aquellos estudiantes que no tenían internet y/o computadoras, entonces, desde el Micitt -como responsable- volvió a ampliar la meta para la adquisición de 87 mil computadoras y 100 mil líneas de Internet más.
Esto significa que, por medio de Fonatel, se está dotando de computadoras e Internet a alrededor de 440 mil niños y jóvenes en edad escolar.
Ahora bien, la noticia habla de que en El Salvador también se dotaría de dichos instrumentos a los profesores; pues en Costa Rica también es posible incorporarlos a través de la Política Pública, en este caso el Plan Nacional de Desarrollo de las Telecomunicaciones que define el Micitt. Importante tomar en cuenta que la Contraloría General de la República nos recordó claramente en distintas disposiciones que la construcción de política pública debe hacerse con base en datos reales, no es de recibo sacarse números de la manga, pero sí tenemos las herramientas para atender estas y otras poblaciones vulnerables y dotarlas de servicios de telecomunicaciones, incluyendo la alfabetización digital.
Me alegra mucho que el Gobierno salvadoreño pueda donar 50 mil computadoras, como también me enorgullece que en Costa Rica 440 mil niños y jóvenes ya cuenten en medio de esta pandemia con su equipo e internet en su propia casa; solo así se puede reducir la brecha digital.
Me siento muy orgulloso del modelo solidario de servicio y acceso universal costarricense que ya está dando resultados evidentes. Gracias a este mecanismo diseñado, oportunamente, por el legislador, hoy hay miles de niños y jóvenes que pueden acceder a educación por el “simple” hecho de estar conectados.
La política nos puede poner a escoger entre la inversión sostenida y estratégica para reducir la brecha digital o la voracidad fiscal, el cortoplacismo y otra circunstancia tentadoras, pero confío en que nuestros tomadores de decisión sabrán luchar por fortalecer y mejorar lo bueno, eficiente y visionario. Y sí, aún en medio de la pandemia y desde hace una década, hay que seguir por la ruta correcta.

*Director de Desarrollo para Centroamérica, Nae