No somos lo que pensamos que somos, ni lo que tratamos de vender a otros con nuestra imagen, somos lo que hacemos, somos lo que decidimos. Cada decisión y cada acto de nuestra vida muestra y revela lo que hay en nuestro corazón, lo que realmente somos y, si hay algo que dice quiénes somos, es lo que hacemos cuando estamos a solas, sobre todo lo que hacemos a escondidas, en la oscuridad, donde no queremos que nadie más nos vea porque nos avergüenza lo que hacemos ahí. Ese, quien está ahí en esa penumbra, es el que realmente soy.
Creemos que nadie ve nuestros pensamientos, que están bien ocultos, pero sí los ven, por medio de nuestros comportamientos, por lo que sale de nuestra boca y por nuestras decisiones.
Tampoco somos los que los demás piensan sobre nosotros, ya sea esto malo o bueno, no podemos creernos o apropiarnos de esa imagen porque no somos eso, no debemos confundir lo que realmente somos con reputación, la reputación es lo que otros piensan que yo soy, o también es lo que yo vendo para que otros piensen lo que yo deseo que piensen de mí. Tampoco te creas bueno solo porque tu perrito te mueve feliz la cola cuando te ve y estalla de alegría.
De ninguna manera podemos creer que somos la personalidad carismática que tenemos, o que los dones y talentos que poseemos definen lo que somos, menos nuestra profesión ya que, aun cuando nos encanta al final, eso es en lo que trabajamos, por lo tanto, tampoco somos en lo que laboramos.
Dice mucho quién soy en dónde estoy en este momento de la vida, por el tipo de familia que tengo, el tipo de padre o madre que soy y por el tipo de hijos que tengo, por lo que he logrado, lo que he sanado, lo que he superado, dice quién soy por aquello que doy emocionalmente a los demás.
Dice mucho quién soy por cómo me comporto cuando me sacan de las casillas, por cómo reacciono cuando tengo ira, cuando estoy triste y de cómo reacciono cuando soy tentado o por lo que hago cuando alguien me hace daño o me traiciona. Lo que yo realmente soy define hacia dónde voy y lo que motiva a ir, determina lo que uno hace y la motivación de por qué lo hace.
Es importante que sepamos quiénes somos, lo esencial e importante es invisible ante la ojos que no prestan atención, para lograrlo debemos ser sinceros en forma brutal con nosotros mismos, pues es en esa realidad que sin máscaras, y sin acciones actuadas, debemos de trabajar lo que está mal en la persona para así no terminar mal, lo bueno que hay en nosotros lo potenciamos al practicar lo bueno, de esa forma crecemos y se debe eliminar lo malo que encontremos en nuestro ser para que no nos siga destruyendo.
*Consejero familiar
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CRÉDITOS: Dr. Mauricio Mora
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Miércoles 10 Febrero, 2021
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