La degradación de los valores democráticos

Lic. Efrén Arauz

De niños y jóvenes crecimos creyendo en la democracia, en el gobierno del pueblo, de la mayoría, de todos. Así lo creyeron los filósofos de la antigüedad; contrario a la aristocracia, la perfección era la democracia.
Ciertamente tenemos en Costa Rica una democracia electoral y simbólica, se eligen nuestros gobernantes cada cuatro años, por votación popular y directa, la fiscaliza un Tribunal de Elecciones y asume un presidente, diputados y regidores. Un gobierno tripartita y nos rige una Constitución.
Con todo y todo sigue siendo el mejor régimen político que la civilización haya creado, al menos participan más personas en la toma de decisiones, contrario a la monarquía donde todos los poderes se concentraban en el soberano, en el rey.
Sin embargo, hace algunas décadas la democracia se ha degradado, desnaturalizado y corrompido; como decían Platón y Aristóteles, arribamos a la tiranía “democrática.”
¿Cumple el gobierno democrático con los deberes mínimos para la mayoría? ¿Satisface las necesidades básicas para el pueblo, aquí y en América Latina? ¿Ejecuta los programas sociales elementales como trabajo, seguridad social, vivienda digna, educación, salud y sobre todo desarrolla un buen gobierno y una sana economía en beneficio del pueblo? Al día de hoy no lo creo. Los estudios sociológicos y estadísticos demuestran que nuestra democracia es ineficiente, inefectiva y corrupta.
Tocqueville decía que los males de la democracia se resolvían con mas democracia, ese principio fue valido hasta los ochentas, hoy los males de la democracia se sanan con políticas efectivas y eficientes, con respuestas especificas, con la concreción del acto político como indicaba el secretario florentino, en síntesis, el viejo discurso de los sesentas, genérico y hoy vacío está obsoleto.
Con el ocaso de las ideologías y la crisis de los sistemas de partidos políticos, la democracia cayó en una verdadera entropía sin precedentes, arribó a un punto de inflexión histórica, iniciamos una involución peligrosa; no hay valores nobles y elevados que la sustenten; arribamos a un gobierno improvisado, con un partido sin ser partido permanente, sin programas y sin democracia interna, donde todo se compra y todo se vende, pareciera que los gobiernos obedecen más a los grupos de presión que conforman un movimiento político- electoral y la improvisación de funcionarios, que a un auténtico partido político. Los programas sociales y económicos son un rotundo fracaso; se perdió la visión de conjunto, la resolución de los grandes problemas nacionales fue postergada, no hay rumbo ni políticas públicas claras en beneficio de todos, aflora en consecuencia la mediocridad de sus funcionarios y la corrupción creciente…esa es realidad aquí y allá.
Urgen patriotas en vez de políticos, urgen técnicos en vez de religiosos metidos en política, urgen partidos políticos al menos programáticos, democráticos y permanentes como establecía el catedrático francés Duverger, pero, sobre todo, urgen valores democráticos puros, elevados y congruentes en vez de dogmas ideológicos que han pasado a ulterior plano, que a la postre explotan al hombre y esclavizan al ser humano en su conjunto.
Que la inacción, la improvisación, la pérdida de timón y la corrupción, no sean una excusa para arribar a un régimen dictatorial como ha ocurrido en algunos países de la región, si no le damos a la democracia su espacio correcto, al Estado de Derecho su vigencia, aplicación y a la participación de la sociedad civil, se pierde la soberanía, la justicia, la paz y la libertad, en síntesis, como decía Revel, las democracias también mueren…DESPERTEMOS.

*Ex consultor Int. Unesco
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Viernes 04 Diciembre, 2020

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Lic. Efrén Arauz*