Árbol que nace torcido... usted es el que no ve bien

Rigoberto Guadamuz Monge

Todos conocemos el viejo refrán que nos indica que "árbol que nace torcido, nunca su rama endereza", traducido a términos científicos: que no es ortotrópico; que carece de ortotropismo. Con eso, la sabiduría popular pretende definir que lo que nace mal, mal continúa, lo que aplicamos casi siempre al comportamiento de las personas.
Pero en el caso de los árboles, arbustos y plantas, deberemos tener mucho cuidado, no ser nosotros quienes hacemos el más soberano ridículo y no propiamente esos seres que tomamos como punto de comparación.
En español, inglés y otros idiomas, tenemos palabras que hemos adaptado del griego clásico y que terminan en "tropismo" o en "taxis", con lo cual intentamos definir la respuesta de los organismos o seres vivientes a los efectos o tendencia hacia o lejos a ciertos estímulos.
Con apogeotropismo, definimos el movimiento o estímulo hacia la gravedad de la Tierra, igual que definen con toda claridad los fenómenos heliotropismo [hacia la luz del Sol], el hidrotropismo [hacia el agua], termotropismo [hacia una fuente de calor]. Con diaheliotropismo [el movimiento transverso hacia de la luz], tigmotropismo [hacia una acción o efecto mecánico], en Anatomía su vagotropismo [afinidad de una droga o medicamento con el nervio vago], halotropismo [hacia el suelo que contiene sal], antilopotropismo [doblado hacia atrás por la acción de algún agente], afeliotropismo [lejos de los efectos de la luz del Sol], reotropismo [tendencia a buscar o volverse hacia ciertas corrientes] y muchas otras más. Con selenotropismo se define los efectos o tendencia de la gravedad que ejerce la Luna o su luz reflejada.
Con tales términos científicos, he tratado de dibujar un escenario en que se mueven las bacterias y otros seres como los árboles, las plantas, tal y como ya señalé al comienzo este comentario.
Cuando veamos un árbol con sus ramas en todas las direcciones o su tronco o tallo "torcido", deberemos tomar en cuenta la inclinación del suelo o las necesidades propias de tal ser, que hasta es posible haya nacido en un terreno natural o que no le es propicio, y así, entonces, "deba jugársela como mejor pueda", en el entendido de que está o estará haciendo lo mejor para adaptarse al medio que le rodea; a su entorno.
Así entonces, cuando veamos a un humano que se cree con la facultad y capacidad de poder juzgar o de entender el porqué de la dirección que toma el tronco y las ramas de un árbol y hasta se cree con derecho de cortarlas para "mejorar su apariencia", estaremos frente a un arboricidio [el acto de matar un árbol], que para poder sobrevivir, debe explayarse y buscar su mejor modo de equilibrio; su equilibrio.
He hablado o escrito [para decirlo con más propiedad] a favor de nuestros amigos en este planeta: los árboles y las plantas.

*Etimólogo y lexicógrafo

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Miércoles 02 Diciembre, 2020

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Rigoberto Guadamuz Monge*