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Deportes

Pedalea por medalla sin brazos, pierna y un ojo

Ciclista es todo un ejemplo

  • Juan José es todo un ejemplo a seguir.

  • Con su esposa y entrenadora, Angie Garcés, tiene un hijo.

Granada, Colombia. (AFP)- Juan José Florián huyó de la guerrilla que lo reclutó cuando era adolescente y luego se vinculó al Ejército. Un paquete bomba le amputó los antebrazos y una pierna y lo dejó tuerto. La natación lo rehabilitó, pero aspira a coronarse en los Juegos Paralímpicos como ciclista. “Nunca me vi como deportista. Siempre mi sueño fue ser soldado, desde niño”, dice sonriente a la AFP este atleta galardonado en natación estilo mariposa y ahora como pedalista.
Su vida tuvo dos giros importantes: cuando rebeldes de las FARC lo reclutaron a la fuerza y el día en que quedó lisiado tras la explosión de una bomba dirigida a su madre, víctima de una extorsión de la guerrilla. A sus 38 años, Juan José es uno de los 30 ciclistas más jóvenes del mundo con clasificación C1 -la que distingue a los deportistas con mayor discapacidad- y el único colombiano en su condición que está certificado por la Unión Ciclista Internacional.
Orgulloso del apodo “Mochoman” y con un único ojo sano recuerda que el 12 de julio de 2011, mientras estaba de permiso en la casa de su madre, quien se resistía a pagar una extorsión de la guerrilla, se topó con un paquete explosivo.
“Salimos para ir al centro a comprar hamburguesas. Con la puntita del ojo miré una bolsa. Me agaché, no sé si la apreté, la moví, esos momentos se me borraron de la mente. Se accionó y destruyó parte de la casa”. Su piel echaba humo. Juan José no siente los brazos, ni la pierna derecha. “Le dije a mi hermano que sacara la escopeta y que me pegara un tiro en la cabeza. ¡Afortunadamente no lo hizo!”, exclama, ahora que ve en esa bomba un “regalo de la vida”.
Siguieron doce días de coma, múltiples operaciones, un año de rehabilitación física, y todavía más tiempo para superar el trauma. Durante el proceso, descubre los Juegos Paralímpicos y el placer de nadar. “Tragué agua, bastante. Pero quería pararme en un podio”, dice mostrando su primera medalla de oro obtenida en 2013 en Mineápolis, Estados Unidos.
Cuatro años después de la explosión, Juan José salió pensionado de las fuerzas militares. Otras decenas de medallas decoran “el árbol del triunfo” tallado en madera flotante por su hermano mayor. Se suman trofeos de ciclismo granjeados en los últimos tres años, desde su primera Copa Mundial en Holanda. Con más posibilidades de victoria en el ciclismo que en la natación, adaptó una bicicleta. Ingenieros de la Fuerza Aérea concibieron soportes en fibra de carbono para los muñones de sus codos y rodilla. Juan José cambia las velocidades con la boca y acciona los frenos con el muslo. Aunque la pandemia lo privó de ingresos por conferencias y carreras de exhibición, la postergación de los Juegos Olímpicos para 2021 le conviene.
“Me gané un año más de entrenamiento (...) Y si no es Tokio, ¡será París!”, se entusiasma, esperando sumar puntos en la Copa del Mundo en mayo y el Mundial de ruta en junio. Tiene un emprendimiento y es su propia marca de equipos deportivos llamada “Mochoman”.

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CRÉDITOS: Florence Panoussian, Especial para DIARIO EXTRA. Fotos: Raúl Arboleda, AFP.

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Lunes 30 Noviembre, 2020

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