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Opinión

Un minuto de silencio por las víctimas del Covid

Gerardo Castillo Martínez

El martes 24 de noviembre, en la habitual conferencia de prensa acerca del estado epidemiológico de la pandemia, el Ministerio de Salud informó que 1.662 personas han perecido a consecuencia de la enfermedad, reconfirmando lo aseverado por don Daniel Salas, el 20 de los corrientes, de que esta se ha convertido en la primera causa de mortalidad en Costa Rica. En las próximas entregas de resultados, que seguirán siendo los martes y viernes, escucharemos seguramente que más víctimas mortales se sumarán a aquella cifra.
El seis de diciembre se cumplirán nueve meses desde que la primera persona se contagió en nuestro país por el virus SARS CoV 2, y en la rendición de cuentas del martes ocho de ese mes no solo se nos hablará de ese plazo, sino también de las muertes que se añadirán a la “cuenta” de seres humanos que no sobrevivieron a ese patógeno. Estadística fría que no ha sido compensada por el término de “lamentable” con que oficialmente se alude a los nuevos fallecimientos que se agregan a la “contabilidad necrológica” que lleva ese ministerio.
Da la impresión que ha habido conformidad social con los “datos” fúnebres, que antes día tras día y ahora dos veces por semana, se nos viene “acostumbrando” a partir de la primera conferencia de prensa en que se anunció el primer deceso por la pandemia. Excepto el dolor de quienes están de luto por la pérdida de miembros de la familia y de conocidos, y del personal hospitalario que está en la primera “línea de batalla” tratando de salvar a más pacientes, no obstante los esfuerzos mayúsculos que hacen. La solidaridad del resto de la población que no ha pasado por estos momentos difíciles se ha venido difuminando, transitando del estupor y la conmiseración, al principio, a la insensibilidad por el aumento de los “casos” de conciudadanos que no pudieron ganar la batalla en las Unidades de Cuidados Intensivos, después. Aunque una probable explicación de esta actitud aparente respecto del desenlace fatal de tantos seres humanos, convertidos en “anónimos” y en “números noticiosos”, se encontraría en la necesidad inconsciente de buscar una “protección” ante la impotencia de saber que no se puede hacer nada para evitarlo.
Pero se nos olvida que detrás de esas personas que ya no están, y que eran como usted o yo, existen vidas destrozadas que no han superado la partida o que todavía no aceptan cómo pudo suceder que un pariente o un amigo se les fuera de la “noche a la mañana”, que también son “víctimas” del Covid por la pena silenciosa que atraviesan, y que necesitan de nuestro apoyo en su complicado camino de la sanación interior, incrementado su pesar debido a que por razones de bioseguridad los restos de sus seres queridos tuvieron que ser inhumados a la brevedad, proceso en el que únicamente un integrante de la familia, cuando no ninguno, pudo “despedirse” y sin cumplir con el ritual religioso pertinente.
Por eso y porque tenemos en frente una emergencia nacional de muertes atribuidas a esa patología sin parangón y sin perspectivas de remitir, y porque en teoría podríamos estar dentro de las otras personas que enfermarán gravemente si no somos cuidadosos con el protocolo sanitario o incrementamos la vulnerabilidad por los riesgos asociados que presentemos, pienso que debemos honrar la memoria de costarricenses y extranjeros que sucumbieron a esa enfermedad y a sus familias dolientes, a través de un minuto de silencio para mostrar nuestros respetos y un renovado compromiso de solidaridad con lo que representaría la pérdida de un padre, una madre, un abuelo, un tío, un hermano o un hijo. Son sesenta segundos que le vamos a arrebatar al tráfago y a la batahola de esta sociedad tan agitada en que nos desenvolvemos, para rendir un homenaje a esas vidas que quizá vimos, conocimos, tratamos, abrazamos, servimos, compartimos sus sonrisas y sus lágrimas, o nos acompañaron, además de a sus parientes luctuosos.
Para tal fin, sugiero que el martes ocho de diciembre, bajo la batuta y exhortación de don Daniel Salas, o mejor aún, del presidente de la República, y con otras autoridades públicas que estén en la conferencia de prensa de ese día, como las de la CCSS, se promueva ese minuto de silencio.

*Politólogo
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Jueves 26 Noviembre, 2020

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Gerardo Castillo Martínez*

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