Fue la frase que más me resaltó de lo dicho por Yesenia desde que se comunicó la primera vez, hace tres semanas, vía telefónica.
Yesenia de 31 años, profesional, laborando tiempo completo, tiene un novio de la misma edad hace siete meses.
Comentó que llamaba para hacer terapia de pareja debido a que su novio, antes de la última pelea, ella le propuso que hicieran terapia porque la pareja no estaba funcionando como ella pretendía.
Ella procuraba que la tratara con respeto, que no le preguntara sobre sus anteriores novios y la relación social e íntima que tuvo con ellos.
Debido a que su novio Josué primero le preguntaba, de una aparente forma bondadosa, y luego se lo echaba en cara, diciendo que ella no lo quería porque él no tenía y/o poseía tal o cual carro, o ir a comer a algunos lugares, o se vestía con ese estilo de vestimenta, o que no él no era profesional como ella.
A la primera sesión Yesenia vino con Josué luego de una pelea severa antes de entrar al consultorio, donde le manifestó que ella era la que debería ir porque él no tenía ningún problema, que el problema siempre fue ella, acusándola de todo, los celos y la baja autoestima que él tenía y no podía reconocer en sí mismo.
La cuestión es que fue la única sesión a la que él concurrió debido a que no pudo sostener la verdad de su situación, que era de alguna manera un maltratador consigo mismo y su pareja.
Las siguientes dos sesiones Yesenia comienza a preguntarse por qué se encontraba en ese lugar, el de no poder salir, que lo “necesitaba”.
Mi intervención sobre esta palabra fue crucial para un cambio. Le dije, ¿lo necesitas?
“TE AMO PORQUE TE NECESITO O PORQUE TE NECESITO TE AMO”
La primera frase, “te amo porque te necesito”, permite pensar que no podría vivir sin él, no por amor, sino por necesidad (la segunda parte de la frase sería de un genuino amor hacia el otro).
¿La necesidad de qué? De no estar sola, respondió. A partir de allí el trabajo de la terapia hizo un clic porque la paciente llegó a una conclusión que le permitió comprender que ella podía valerse sola, que el amor que buscaba en él no era el que ella se tenía para sí misma y la frase que es el título de este artículo es que dijo: “Te extraño, Yesenia”, extraño esa que se quiere y se respeta.
Su lugar para asumir esa pareja dio un giro, él empezó a no poder acusarla más de algo que ella no es ni le pasa y ese era el mejor pronóstico para salirse de a poco de lugares de ciclos de violencia, con amor propio.
Resumiré qué es el ciclo de la violencia. El ciclo de la violencia es un modelo desarrollado para explicar la complejidad y la coexistencia del abuso con comportamientos amorosos.
Es importante, para aquellas personas que nunca han experimentado violencia doméstica, entender que la ruptura del ciclo de la violencia es mucho más complicada que simplemente huir.
Se divide en fases.
FASE DE TENSIÓN
Duración aproximada: 2 semanas o meses. Crece el estrés y se derrumba la comunicación. Los abusadores a menudo abusan verbalmente de sus parejas e incidentes “menores” de violencia pueden ocurrir. Las víctimas sienten un peligro creciente y con frecuencia se refieren a estos sentimientos como si tuvieran temor, todo lo que digan puede alterar al otro, tratando de anticiparse al humor del abusador. Las personas más pueden negar o minimizar el peligro en esta etapa.
FASE DE CRISIS
En esta fase se presenta mayor grado de tensión que en la anterior y finalmente estalla la violencia. Es un periodo explosivo e impredecible, que usualmente dura entre 24 y 72 horas, lo cual puede resultar en lesiones serias, incluso la muerte. El incidente es producto del estado emocional del abusador o un evento externo, en vez de algo que la víctima haya hecho. Durante este periodo la víctima realiza acciones para sobrevivir al abuso. Estas pueden incluir acomodarse a las demandas del abusador o tratar de escapar.
FASE DE CALMA (O DE LUNA DE MIEL)
Después de la fase de crisis violenta del ciclo el abusador pasa a un periodo más calmo, que a veces es denominado como fase de luna de miel. Esta fase puede durar desde días hasta semanas. Durante esta fase el abusador puede mostrarse arrepentido, suplicante para su perdón, y promete que esto nunca volverá a suceder otra vez.
La víctima quiere creer que esto es verdad. El abusador puede lucir vulnerable, causando en la víctima un sentimiento de culpa y responsabilidad por el bienestar del abusador. La víctima puede sentirse agotada y los niños pueden convertirse en cuidadores, tomando la responsabilidad de mantener la paz. Al principio, familiares y amigos pueden recibir esta etapa, queriendo creer que la violencia no ocurrirá. Pero este no es el caso.
Por un periodo puede haber cambios en el ciclo. La fase de luna de miel puede volverse más corta, y la tensión y la violencia pueden aumentar. Algunas víctimas declaran que nunca han experimentado un abusador arrepentido o amoroso, sino que simplemente ven una disminución de la tensión antes del inicio de un nuevo ciclo.
Cuando se inicia el ciclo la víctima comienza a entrar y salir de la relación. A menudo se necesitan muchos intentos para tomar una decisión final y salir definitivamente de la relación violenta. Los sentimientos de culpa, inseguridad y preocupación por el bienestar de los niños juegan un rol importante en el proceso de la toma de decisión de la víctima.
Si usted o alguien que conoce pasa por esto busque ayude. Espero que este artículo sea de su utilidad y si desea encontrar una óptima salida al conflicto puede contactarnos:
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CRÉDITOS: Dra. Ana Yendry Morales Blanco*
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Lunes 28 Septiembre, 2020
HORA: 12:00 AM
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