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Opinión

Servidores en tiempos del Covid-19

Mons. José Rafael Quirós* / La voz del Arzobispo

Si hay algo que debemos cultivar en estos tiempos de pandemia, es la capacidad de convertirnos todos en auténticos servidores, sin que medie interés personal alguno, sino que brille la capacidad de salir de sí mismo, y volcarse hacia los demás, sobre todo quienes más necesitan en todos los órdenes. Es el tiempo para cultivar una verdadera humanización, dejando de lado toda tentación de utilizar la pandemia como herramienta política o, más bien, “politiquera”. 

Tanto a quienes están en primera línea tomando decisiones como quienes se encuentran en la lucha de todos los días, en los servicios públicos esenciales, su principal motivación ha de ser servir a la persona humana, respetando su dignidad y mirándola como tal. En lo sanitario, en lo económico, en lo social y otras áreas, no interesa sobresalir en vistas a otras aspiraciones, sino servir a la verdad de lo que acontece, que eso sea precisamente lo que llegue como información a la población. Estamos llamados a ser servidores de la verdad, de lo contrario seguiremos alimentando la desconfianza existente entre personas y hacia las instituciones. 

Como Iglesia, hemos venido señalando la necesidad de concentrarnos en lo esencial para salir de esta situación dramática, buscando acuerdos transparentes que apunten al bien común y la implementación de la “buena política”, que aporte soluciones para auxiliar a todos los afectados y, especialmente, a los más desposeídos. El Papa Francisco nos enseña que la política es “una de las formas más altas de la caridad”.

El poder debe estar ordenado al servicio para no degenerarse. Hoy más que nunca “se necesitan dirigentes políticos que vivan con pasión su servicio a los pueblos, que vibren con las fibras íntimas de su ethos y cultura, solidarios con sus sufrimientos y esperanzas; políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los grandes poderes financieros y mediáticos, que sean competentes y pacientes ante problemas complejos, que estén abiertos a escuchar y aprender en el diálogo democrático, que combinen la búsqueda de la justicia con la misericordia y la reconciliación” (Papa Francisco).

Ciertamente, pienso en la coherencia que debe caracterizar a todos los políticos, pero, de modo especial, a aquellos que se confiesan católicos, para que sus convicciones éticas y religiosas no pasen a un segundo plano. Estos no son tiempos para rebajar el presupuesto de programas de vivienda para los más pobres, sino, recortar todo lo que no tiene trascendencia para la vida nacional, por ejemplo, los programas de adoctrinamiento ideológico.

Este es el tiempo para escuchar al pueblo, que merece tener al frente gente que dedique su servicio público a una causa justa, sin servilismos ideológicos e ideologizantes, sin dependencias de grupos económicos, sin fascinación por las encuestas o las tendencias en redes sociales. 

Seamos todos como sociedad fieles servidores de la justicia y la verdad, valores que trascienden tiempos, lugares y organizaciones.

 

*Arzobispo metropolitano

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Lunes 21 Septiembre, 2020

HORA: 12:00 AM

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