Nadie, a lo largo de toda la historia de la humanidad y en cualquier rincón de este planeta, puede negar que la forma de amar de una madre es fuera de este mundo, ama de manera sobrenatural, en una forma que nadie más lo haría y nadie ama con la intensidad con que lo hace una madre.
Ese tipo de amor es indiscutible, pero permítanme preguntar, ¿hasta cuando la forma de ese “amor de madre” es sana y cuando se convierte en algo nocivo? Pregunto porque he podido observar con el pasar de los años, cuando los padres que vienen con sus hijos a mi consulta, que existen amores de madre que son una bendición y otros que más bien producen daño y echan a perder a sus hijos.
Características de un amor de madre sano:
• Impone límites
• Coloca firmeza
• Da formación moral
• Existe comunicación
• Ora por sus hijos
• Educa con el ejemplo
• No permite la desobediencia ni la vagancia
• Perdona errores, pero no alcahuetea
• Suelen ser madres de hijos respetuosos, decentes y funcionales.
Características de un amor de madre nocivo:
• No existen límites
• Agresión de la madre hacia los hijos
• La mentira va y viene por parte de ambos constantemente.
• Da a sus hijos todo lo que quieren sin reservas, sin que lo merezcan o aunque se no se lo hayan ganado o, peor aún, les brinda cosas a pesar de su mala conducta o de la falta de buenos resultados.
• No castiga las malas conductas
• Permite la desobediencia sin ninguna consecuencia
• Aguanta agresión de los hijos, como golpes y gritos
• Soporta la vagabundería, sus retoños ni trabajan ni estudian.
• Sus hijos se la pasan jugando siempre y ella lo permite.
• Les abastece de un cuarto de hotel cinco estrellas con computadora, televisor de pantalla, celular y consolas de videojuegos.
• Alcahuetea vicios y borracheras a sus hijos
• Permite que el hijo/a mande, ordene y exija.
• Hay pleitos constantes entre ambos
• Defienden a sus hijos aun cuando se haya comprobado que este estaba cometiendo un mal y hasta se indignan.
• Son madres alcahuetas, que por cierto es la peor forma de maternidad que se puede practicar
• Por desgracia (no en todos los casos claro está) suele ser la típica madre del niño que hace rabietas en todo lado, el joven malcriado, en drogas o en pandillas y del adulto en la cárcel o fracasado.
Las madres que practican este amor nocivo creen y argumentan que ellas soportan estas malas conductas de sus hijos por amor y también creen que ellas se comportan de esa mala manera solo por amor, lo peor de todo es que en serio, en lo mas profundo de su corazón, están convencidas de que “eso” es amor y del bueno, que hasta les deberían de levantar una estatua en su comunidad y colocarlas como ejemplo ante todas las otras madres pues ellas son sinónimo del verdadero amor de madre. Lloran, gritan y se quejan a los cuatro vientos de como ese amor de madre les trae dolor: “¡pobre de mí!, ¡cómo sufro!”, y pobre de aquel que diga lo contrario o descalifique lo que ellas afirman.
Me preocupa que culturalmente se alcahuetee que sufrir y aguantar sean un sinónimo de ser una sana y buena madre, y que como consecuencia de este concepto muchas madres, por querer cumplir con ese estándar que ha impuesto toda una cultura y una generación anterior de madres a que aguanten cosas que no tienen por qué hacerlo, o que en otros casos se convierta en la excusa perfecta de aquellas madres alcahuetas para que ellas tapen con esa cobija del amor el hecho de que son enfermizamente permisivas.
Y en este momento tal vez algunos hijos brinquen y me digan que fueron criados por madres con esas esas características de amor insano y que terminaron bien, ¿y qué tengo que decir a eso? Primero, no digo que las madres que amen en forma nociva no amen, jamás diría eso, pero que ese amor es inadecuado lo es, y la respuesta a cómo terminar bien, a pesar de ese tipo de maternidad negativo, es tener el coraje de reinventarse, de detener el ciclo tóxico familiar y de ser sabias e inteligentes para que, con mucho esfuerzo, sus hijos salgan adelante, el mérito precisamente será de ustedes.
Como hemos visto, la forma de saber si se ha dado un amor de madre sano o nocivo se vislumbra en los frutos, la maternidad nociva produce hijos inútiles, vagos, agresivos, adictos, delincuentes, que avergüenzan a sus padres y les produzcan mucho sufrimiento. Además de malas parejas y padres que estos serán en el futuro.
La maternidad sana no proviene de madres perfectas, ya que esas no existen, pero sí de madres funcionales, o sea que funcionan y que producen hijos sanos, eficientes, buenas personas y los forma para que sean buenas parejas y excelentes padres el día de mañana.
Como vimos, las dos madres aman y ambas darían la vida por sus hijos, la diferencia es que una ama de forma sana y genera hijos apropiados y la otra ama en forma nociva, generando hijos complicados, ¿De cuál de las dos maneras elige amar usted?
*Consejero familiar
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