La historia de las mujeres
Lcda. Ana Lourdes Golcher González*
La historia de las mujeres a través de los siglos ha estado llena de luchas y sacrificios, pero sobre todo de mala fama. Veamos: Al principio de todos los tiempos Adán y Eva vivían en el paraíso terrenal, todo era perfecto y maravilloso hasta que Eva le dio a Adán la manzana prohibida y fueron expulsados de ahí. Luego de esto vino Pandora, quien por curiosidad abrió la caja donde estaban guardados todos los males de la humanidad y así fue como se esparcieron el hambre, las guerras, el odio, y muchos males más. Fue por Salomé que le cortaron la cabeza a Juan el bautista, Dalila -a su vez- acabó con la gloria de Sansón y ¿qué me dicen de Caperucita Roja, a la que por andar sola y de noche se la comió el lobo? Dirán que todo esto es de otros países, pero también tenemos nuestras propias villanas: La Llorona, La Segua, La Tule Vieja, y así podría seguir indefinidamente con los ejemplos de mujeres transgresoras, traicioneras, calculadoras, envidiosas o percibidas siempre de manera negativa. En las diferentes culturas y en todos los idiomas encontramos estas mismas historias que nos cuentan nuestros padres y maestros desde muy tierna edad, historias que han formado lo que se llama el inconsciente colectivo, o sea el grupo de creencias que nos influyen a todos los seres humanos. Luego escuchamos de las luchas de las mujeres por sus derechos, veamos: El derecho a no ser tratada como un objeto sexual, lucha que se ha librado desde la prehistoria y que se extiende hasta nuestros días y está plasmada en varios tratados internacionales contra la trata de personas con fines sexuales y en nuestro país con varias leyes, como la ley que prohíbe el acoso y hostigamiento sexual en el empleo y en la docencia y la última ley promulgada en este campo que prohíbe el acoso callejero. El derecho al sufragio y a la participación política, el cual es garantizado con el Tratado de Derechos Políticos de las Mujeres y en nuestra Constitución y el Código Electoral. La ley contra la violencia doméstica, el tratado internacional que prohíbe todo tipo de violencia contra las mujeres. La igualdad de condiciones en el trabajo, igualdad de salario por igual trabajo, Ley de Igualdad Real. Nuestro sistema es estricto en cuanto al cobro de pensiones alimentarias, tenemos una ley de Paternidad Responsable casi única en el mundo y los derechos que se adquieren con la maternidad están garantizados constitucionalmente, y protegidos por todas nuestras instituciones. Entonces, en pleno siglo veintiuno, cuando matan a una mujer porque decidió ir a caminar sola por el bosque o por el camino de regreso a su casa, porque quiso dormir sola en un hotel, porque se atrevió a vacacionar sin compañía o porque no quiso vivir más con la pareja agresora, me pregunto: ¿estamos las mujeres seguras en este país y en este mundo?
¿Nos faltan acaso más tratados internacionales o más leyes para conservar nuestra integridad y nuestra vida? ¿O es que la mala fama y la negatividad acumulada por siglos en toda clase de prejuicios y tradiciones nos están pasando la factura? Es hora de dejar de promulgar tratados internacionales y leyes y mejorar nuestra fama, nuestra imagen, de concientizar a todos de las bondades de lo femenino, del valor de ser mujer, compañera, madre, profesional, trabajadora. Con libre albedrío, valientes, decididas, independientes. Es con políticas públicas dirigidas a transformar el pensamiento y la percepción de las mujeres en la escuela, en las instituciones, en los centros de trabajo y en los medios de comunicación masiva, que podremos disminuir la violencia de género. Es imperativo superar cualquier duda para obtener justicia, con acciones concretas y programas específicos que generen un cambio de consciencia en ese inconsciente colectivo, para poder obtener realmente las garantías y derechos que yacen esperando ser resucitados.
*Abogada Litigante
Las opiniones antes expresadas corresponden a la autora y no representan la posición oficial del Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica.
