Como lo habían anunciado familiares de privados de libertad y policías penitenciarios llegaron frente a La Reforma para exigir que se tomen medidas serias con el propósito de evitar el contagio de Covid-19 dentro de las cárceles.
“Le exigimos a ella (ministra de Justicia, Fiorella Salazar) que no deje morir a ninguno de nuestros familiares dentro de un centro penal, las bolsas plásticas no van a alcanzar si esto llega a proporciones catastróficas como ha ocurrido en otras partes del mundo”, expresó Johana Sibaja, uno de los manifestantes.
Ellos aducen que dentro de los penales no existen las condiciones sanitarias que aseguren no se van a producir más contagios y lo peor es que no les brindan la atención adecuada.
“Su propio cuerpo policial son los que han infectado a nuestros privados de libertad, aquí no estamos peleando reapertura de visitas ni de visitas íntimas porque sabemos que no se puede dar, lo que exigimos es que lleve el control como debe ser”, agregó.
Incluso afirman que los motines en varias cárceles se deben a que los privados de libertad exigen atención médica porque sienten síntomas del mortal virus, pero no les hacen caso.
REUNIÓN
Tras varias horas afuera de La Reforma, la propia Fiorella Salazar y un equipo técnico accedieron a recibir a representantes de los reos para oír sus peticiones.
“Hemos estado escuchando las preocupaciones que tienen no solo en temas Covid, sino en general del ambiente que tiene la población dentro de los centros. Ha sido una tarde muy provechosa, hemos logrado explicarles algunas cosas”, señaló Salazar.
Acotó que se alcanzó una serie de acuerdos en diversos temas que permitan subsanar algunos reclamos, para lo cual incluso van a seguir teniendo reuniones en que verificarán si se cumple lo acordado.
“Nos vamos a seguir reuniendo para poder hacerle llegar la problemática que viven en los diferentes centros penitenciarios y también para que cumplan y no solo sea cuestión de palabras”, dijo Maureen Camacho, representante de familias de privados de libertad.
Por ahora será el tiempo el que determine si realmente se cumplen los compromisos o solo quedan en el papel.
