El agro ya no aguanta

Editorial

Posiblemente todos hemos escuchado hablar de la seguridad alimentaria. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), este concepto surge en la década de los 70, basado en la producción y disponibilidad alimentaria a nivel global y nacional.

En la década de los 80 se añadió la idea del acceso, tanto económico como físico. Y en los 90 se llegó al concepto actual que incorpora la inocuidad y las preferencias culturales, y se reafirma la seguridad alimentaria como un derecho humano.

De acuerdo con el Instituto de Nutrición para Centroamérica y Panamá (Incap), la seguridad alimentaria nutricional “es un estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad, para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo”.

Además, desde la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA) de 1996 la FAO agregó que la seguridad alimentaria “a nivel de individuo, hogar, nación y global, se consigue cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana”.

En palabras sencillas, es la necesidad de blindar a un país para que produzca los alimentos que consume su población. En un plano micro, es la posibilidad de una familia de tener acceso al arroz y los frijoles diariamente.

Sin embargo, ese concepto tan importante para una nación parece no estar entre las prioridades del gobierno o al menos eso sienten nuestros agricultores, quienes son los responsables de darnos esa seguridad alimentaria.

Es por estos motivos, más aun tomando en cuenta la situación provocada por la pandemia del Covid-19, que es urgente hacer algo por nuestros agricultores.

Ellos necesitan que el gobierno tome con seriedad el tema del alto endeudamiento que los está ahogando.

Lo peor es que los diputados volvieron a vacilar a los agricultores luego de que el pasado lunes 29 de junio un grupo del movimiento Pancha Carrasco se manifestó en el bulevar del Congreso casi suplicando una serie de proyectos de ley que urgen para el sector cada vez más afectado por la pandemia y por la ausencia de políticas de producción nacional.

Ahí la socialcristiana Shirley Díaz fue la única que los recibió y escuchó sus necesidades.

La legisladora comentó luego a DIARIO EXTRA que existía un compromiso de varios parlamentarios para llevar los proyectos solicitados a la reunión de jefes de fracción esa misma semana.

Pero para el día jueves, en la sesión de la mañana acordaron irse de vacaciones alegando que la pandemia del Covid-19 obligaba a esas medidas extremas y también, como muchos lo reconocieron, por temor a contagiarse.

A esto se sumó que ese día se manejaba la posibilidad de dos personas (una asesora de la fracción del PUSC y un oficial de seguridad) como sospechosas de estar positivos de Covid-19.

Finalmente, la asesora se descartó, pero el oficial se confirmó, lo cual llevó a que 7 de sus compañeros fueran aislados y la administración de la Asamblea ordenó desinfección de las áreas.

Lo cierto del caso es que la esperada reunión con los jefes de bancada donde se iban a conocer algunos proyectos de beneficio para los agricultores e intentar dar consenso deberá esperar hasta después del 13 de julio, cuando los legisladores retomen funciones.

Según Díaz, los agricultores piden colaboración en proyectos para impulsar “seguridad alimentaria, financiamiento de actividades productivas, moratorias para evitar que se rematen propiedades y condonación de deudas de algunos de los sectores”.

El objetivo es ver la posibilidad incluso de dispensar de trámites algunas iniciativas de ley con la finalidad de conocerlas a la mayor prontitud.

Señores del gobierno y del Congreso, ojalá cumplan sus promesas con los agricultores, pero sobre todo no pongan ni jueguen con la seguridad alimentaria del país ni de los hogares.

Nuestros hijos y nietos lo agradecerán, porque un país que no produce lo que come no tiene garantizada ni siquiera la paz que tanto profesa.

De ustedes depende cambiar la historia, poner al agro en el lugar que le corresponde.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Viernes 10 Julio, 2020

HORA: 12:00 AM