Soy una mujer de 34 años, vivo en unión libre. Tengo dos hijos y mis padres son mayores, por eso trato de informarme todo lo que puedo sobre el coronavirus. El problema es que mi esposo dice que ya está cansado de tanta información. Cada vez que hay una noticia cambia de canal, no se informa y casi no cumple con las medidas preventivas. Esto nos ha traído problemas como pareja porque hasta me da miedo dormir con él y que esté infectado.
Algunas personas han experimentado una sensación de saciedad y se han hastiado con respecto al despliegue noticioso que ha dado tanto la prensa nacional como internacional sobre el coronavirus, al punto que se desentienden de la información cotidiana. Esta es una reacción entendible en el sentido que probablemente a todos nos parece inverosímil la situación que enfrentamos.
Un virus que sale de la nada, que se cierne sobre la humanidad, que pone en jaque a las principales ciudades del mundo, que afecta la salud de hombres y mujeres, que restringe la interacción social, económica y emocional, y que parece el guion exagerado de una película apocalíptica de bajo presupuesto le resulta al cerebro difícil de creer en su totalidad y por eso a todos en mayor o menor medida nos abruma, exaspera y cansa, pero a diferencia de una película no podemos dejar de verla, no podemos cambiar de canal, no podemos apagar el televisor y lo peor es que no podemos dejar de ser los protagonistas de la historia.
Mientras esto no acabe, desentendernos de la pandemia equivale a convertirnos en presa fácil del virus y convertir en población vulnerable a nuestros seres queridos. Por eso debemos estar alertas, apoyarnos como pareja, proteger a familiares y allegados, y cumplir al pie de la letra las recomendaciones de las autoridades de salud para superar este trago amargo que nos ha deparado el destino.
