El Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) atendió 3.845 fugas en la Gran Área Metropolitana (GAM) durante los primeros 4 meses y medio del presente año, con corte al pasado 21 de mayo.
Según la institución, una vez reportada la fuga se atiende el caso en el lapso de los siguientes 5.25 días.
Según afirman en AyA este tipo de fugas no son de las que afectan de forma directa el abastecimiento a los abonados, son pequeños daños que en el argot de la institución se suele denominar como calle mojada.
Sin embargo, esta versión es refutada con severidad por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) que la semana anterior reveló la afectación por los racionamientos en la época seca, tema que se agrava por lo que en la reguladora denominan deficiente atención de la problemática.
Entretanto en el AyA se justifican al asegurar que las fugas son algo normal de todo sistema de acueductos.
“No hay un solo acueducto en el mundo que no tenga fugas, creo que no debemos ver temas que son normales en una estructura de esta naturaleza como si fuera una atención deficiente. Por supuesto esto es algo que lo atendemos desde las operaciones con las distintas cuadrillas en zona”, explicó Manuel Salas, gerente general del AyA.
Los cuestionamientos de la Aresep se centran en que los racionamientos resultan lesivos para los abonados pues consideran que la atención de las fugas es inadecuada.
PROBLEMA VIEJO
En el año 2017 la propia autoridad reguladora remitió un informe en donde hacía ver los problemas de desperdicio de agua en los acueductos, algo que a su criterio no mejora de forma considerable en el tiempo a esta altura.
“De hecho el AyA tiene un proyecto relacionado con las pérdidas de agua que a la fecha tiene un avance muy poco significativo. Esto significa que en la actualidad los problemas de pérdidas en la red son muy graves, porque de cada litro que AyA explota y trata, pierde la mitad en la red”, apuntó Álvaro Barrantes, intendente de agua de Aresep.
Sin embargo, Salas reafirma que las fallas en la red de agua de AyA no son las responsables de los constantes racionamientos que a la fecha ya sacó a varios vecinos de poblaciones afectadas, pero que durante los meses más crudos de la estación seca provocó ausencias del líquido por periodos de 6 o más de 12 horas.
Para el funcionario gerencial, la baja en los caudales de los cuales se alimentan las diversas plantas potabilizadoras es la principal razón que fundamenta el programa de racionamientos y no la que a su parecer es una mejora progresiva y rápida para atender las fugas.
CIFRAS
En el estudio de la Aresep del 2017 se sentencia que los problemas son tan serios que en el área metropolitana las fugas en el acueducto representaron el 50% de pérdida, y de todas las regiones donde el AyA es el suplidor del líquido la región con índice más positivo es la Brunca donde se perdía para ese momento 48% del agua captada.
Lo anterior quiere decir que, por ejemplo, en 100 litros de agua que se explotan los problemas de fugas provocan pérdidas de entre 48 y hasta 65 litros, según el señalamiento de la Aresep; lo cual si se incorpora a la baja en la cantidad de lluvias explica claramente los problemas que se subsanan con los racionamientos.
“Este problema viene ocasionado también por la deficiente gestión de las obras que la institución no gestiona con la suficiente oportunidad y a hoy causan los problemas ya descritos”, amplió Barrantes a El Periódico de Más Venta en Costa Rica.
MANTENIMIENTO
En este sentido en el AyA tiene en operación un proyecto de mejora por $130 millones financiado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y $30 millones de la propia entidad para atender el problema de fugas en el acueducto.
Ante este sentido DIARIO EXTRA conoció de una fuga en Curridabat que tenía cerca de 18 reportes ante las autoridades sin ser atendida, ante lo cual Salas dijo que las denuncias tenían diversos puntos de ingreso, y también achacó su responsabilidad a la antigüedad de los acueductos como las propias labores de mantenimiento de las carreteras por parte de municipalidades y el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) que terminan por causa daños en los acueductos.
