Soy un hombre divorciado de 43 años. Estoy cansado de escuchar a todo el mundo decir que todos los hombres son infieles, cuando en realidad muchas mujeres también lo son. A mí me pasó, desde el día en que me casé jamás le di vuelta a mi esposa, resulta que ella me fue infiel y tras de eso me contagió de gonorrea. Como sociedad estamos creyendo que la calidad de una persona está regida por el sexo y eso no es cierto.
Su comentario tiene mucho de razón. Sin lugar a dudas nuestra cultura está pasando una etapa de transición en materia sexual. Venimos de un pasado en el cual el hombre gozaba de una permisiva impunidad y probablemente muchas personas se han ido al otro extremo, hoy juzgan a priori y ven en cada hombre un infiel de hecho o infiel en potencia.
Desde luego que eso no es cierto, son muchas las personas, hombres y mujeres, de todas las edades que valoran la fidelidad y se sienten ofendidas cuando escuchan esos comentarios. También es cierto que muchas otras han optado por mantener relaciones informales porque se sienten más a gusto sin profesar la fidelidad. Ambas posturas son totalmente respetables en una sociedad pluralista como la nuestra.
Como es de entender, el problema surge cuando se crea un vínculo emocional formal, en el que ambos asumen explícitamente la fidelidad como parte estructural del vínculo y por múltiples razones y de manera subterfugia mantienen vida sexual con otras personas. Eso lo vive la pareja como una fuerte afrenta que lidia con la traición y la carencia de valores.
Por eso, aunque históricamente la infidelidad fue un asunto más de hombres que de mujeres, hoy, contrario a lo que se piensa, son cada vez más los hombres que ven en la fidelidad una muestra del amor que se profesa y cumplen a cabalidad.
Me manda fotos sexuales
Soy una mujer soltera de 25 años. Por las vueltas que da la vida hace ya dos meses que empecé una relación con un antiguo jefe. Él me lleva como diez años y me atrajo porque siempre lo consideré una persona seria. Desde que empezamos me envía fotos desnudo y con frases pasadas de tono. Yo no le veo la gracia, pero él dice que eso es normal. A mí me resulta repulsivo y más bien me ha desencantado.
El envío de fotos tanto personales, familiares y de sucesos diversos se ha convertido en un fenómeno social del diario vivir. Fue cuestión de tiempo para que esta tecnología estuviera al servicio del amor. Besos, poemas y fotos cariñosas también forman parte del repertorio.
Desde luego, pronto la población se dio cuenta que también se podían mandar mensajes, videos y fotografías sexualmente explícitas con diversos fines. Unos lo usan como forma de compartir jocosidades entre amigos y conocidos, otros como parte de la camaradería, están aquellos que lo usan con objetivos lúdicos y algunas parejas como una forma provocadora de vivir el vínculo.
Específicamente cuando son fotos personales siempre debemos recordar los diversos riesgos. Por un lado puede que el material por accidente se difunda en Internet, también ocurre con cierta frecuencia que una vez terminada la relación uno de los dos hace mal uso de este material gráfico, y desde luego que al estar en el teléfono puede que por un descuido quede al alcance de amigos o familiares.
Aunque muchas personas disfrutan hasta la saciedad con las fotos de desnudos de la pareja, también abundan aquellos a quienes les parecen desagradables, fuera de tono y más bien les genera ansiedad o repulsión, de tal forma que siempre se debe comentar con sinceridad este tipo de práctica.
