La cuarentena ha condicionado un convivio constante las veinticuatro horas del día. Han sido muchos días sin las interferencias que condicionan la vida moderna. Han sido días, sin amigos, sin familiares, sin compromisos laborales “fuera de oficina”, sin presas, sin carreras, es decir, han sido días en los que hemos vivido en un estado puro, casi sin interferencias y, por lo tanto, apto para valorar las diferentes facetas de nuestra vida.
En el plano de pareja el coronavirus le ha ayudado a muchas parejas a conocerse y darse cuenta cómo está la relación. Para algunos fue una maravilla, pasar horas y horas en compañía de la pareja, inventando qué hacer, haciendo esto o aquello o simplemente pereceando. Compartir el desayuno sin prisa, comer viendo aquella película que tanto nos gusta, cuidar las matitas que habíamos descuidado, para muchos resultó un volver a la etapa de novios.
Otros se dieron cuenta del estado maltrecho de la relación. La intolerancia brotó en actividades triviales y sencillas. Los días se volvieron largos y tediosos, porque la relación fácilmente caía en desacuerdos y conflictos vanos. La experiencia cotidiana se vivió más como un hastío que como un tiempo refrescante para estar juntos, y en muchos casos, la cuarentena consistió en una seguidilla de conflictos y desavenencias seguidos de pequeñas treguas y calmas transitorias. Muchas de estas parejas se dieron cuenta que no era el trajín del día, o la tensión del trabajo, lo que amargaba la experiencia marital, hoy ya tienen claro que necesitan ayuda cuanto antes.
En el plano sexual, esta pandemia resultó para muchos una auténtica luna de miel, al contar con todo el tiempo del mundo, dispusieron de horas y horas para comerse a besos y hacer de esas largas horas de espera, suculentas horas de amor. En muchos casos, algunos fríos que enfrentaba la pareja en el ámbito íntimo se superaron en los primeros días de la cuarentena y para una gran cantidad de parejas, estos días les ha permitido revitalizar la esfera sexual.
Claro está, para otros ese tiempo gravitó en otro sentido. La llama de la pasión no encendió, el deseo, el orgasmo, la erección, la lubricación, o la eyaculación no dieron la talla. Muchos lo presentían, sabían que no andaban bien en materia sexual, pero les quedaba la duda si el estrés cotidiano era la causa, ahora con la pandemia, se disiparon las dudas, y ya entendieron que necesitan buscar ayuda profesional.
En relación con los hijos estos días fueron propicios para sacar el niño que llevamos dentro, con todo el tiempo a favor, muchos padres, pasaron horas y horas divirtiéndose a lo grande, entre gritos, y piruetas, juegos y competencias, se deleitaron como hace mucho no lo hacían. Podríamos decir que infinidad de padres se pusieron al día, y recuperaron tantas horas que no habían pasado con sus hijos por culpa de los quehaceres cotidianos.
Por el contrario, algunos se dieron cuenta de que las líneas de autoridad no están bien definidas y que, por esa laxitud imperante por mucho tiempo, los niños se han convertido en unos holgazanes, mal encarados, difíciles de soportar. Centenares de padres nos han escrito diciendo por fin entendieron los comentarios y observaciones de los maestros, y se han decidido a seguir sus recomendaciones.
Cada día que pasa bajo estas condiciones especiales es recomendable meditar sobre esas enseñanzas que nos ha dejado esta tragedia.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Lunes 25 Mayo, 2020
HORA: 12:00 AM
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