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Opinión

Centroamérica, Covid-19 y la migración

Miguel Ángel Rodríguez E.* / Alternativas

Las deportaciones de centroamericanos infectados por el coronavirus que nos ataca vienen a agravar las duras condiciones que sufren los países del istmo.

Estas naciones llegaron al 2020 arrastrando viejos y serios problemas. 

Y nos cayó el Covid-19. Los sistemas de salud son muy limitados en la mayoría de los países, y eso agrava la situación. En Guatemala, El Salvador y Honduras los recursos para salud pública en 2017 (último año disponible) no alcanzan el 4% de un PIB, que a su vez es muy bajo.

Con esta pandemia nos llega la necesidad de incrementar los gastos en salud para obtener respiradores, equipos para pruebas de la enfermedad, para protección del personal de salud y para expandir las unidades de cuidados intensivos.

También por el empobrecimiento y la paralización de actividades se hace necesario aumentar el gasto público en apoyo a las familias con menos recursos y caen los ingresos fiscales. Y en medio de la ignorancia sobre los parámetros reales de esta epidemia, y por consiguiente sobre su duración y el tiempo que tomará la recuperación económica, sí sabemos que los países se empobrecerán más y afrontarán graves y difíciles retos este año y los siguientes.

Pues bien, en medio de tanta dificultad se agravan las circunstancias por las políticas migratorias que están aplicando EE.UU. y México.

International Crisis Group es una organización internacional no gubernamental, fundada en 1995, dedicada a la resolución y prevención de conflictos armados. Tiene su sede principal en Bruselas y opera con especialistas en el terreno y labores de sensibilización desde sus oficinas ubicadas en los cuatro continentes.

El pasado 28 de abril publicó “Deportación y enfermedad: los dilemas de América Central sobre el Covid-19” y afirma: “…los incesantes flujos de migrantes en la región ya sean legales o indocumentados, forzados o voluntarios, … están emergiendo como los eslabones más débiles en las campañas de prevención del virus. En especial, las deportaciones desde EE.UU. y México amenazan ahora en convertirse en los principales vectores de contagio hacia el sur y podrían provocar aún más malestar entre los ya temerosos residentes”.

Guatemala, El Salvador y Honduras para impedir que sus limitados sistemas de salud sean sobrepasados por la pandemia con los funestos resultados de muerte y desolación que ello produce han prohibido los vuelos internacionales de pasajeros para limitar los focos de infección.

Pero EE.UU. y México entre marzo y mediados de abril han retornado al menos 6.500 guatemaltecos, 5.000 hondureños y 1.600 salvadoreños, según las cifras que, con indicación de sus fuentes, nos aporte Crisis Group.

Esto no solo no toma en consideración la difícil situación económica y social que viven esos países, sino que agrava los problemas de salud, ya que las autoridades migratorias de EE.UU. y México no han sometido a los deportados a pruebas confiables sobre su estado de salud.

El Gobierno de Guatemala ha denunciado que 100 de las personas recibidas por estas deportaciones están contagiadas del Covid-19, lo que constituye una quinta parte de las personas detectadas con el virus en ese país.

Los centros de detención del Servicio de Control de Inmigración de EE.UU. se han convertido en focos de infección del Covid-19, afirma ese informe.

Esto no nos debe resultar extraño si tomamos en cuenta que mientras en Costa Rica al 30 de abril tristemente han fallecido 6 personas por esta epidemia, en EE.UU. han muerto por ese virus 18 costarricenses.

Es una incidencia diez veces mayor si se considera el tamaño de las poblaciones de Costa Rica y de ticos en EE.UU. Esos 18 compatriotas víctimas mortales de la pandemia en EE.UU. equivalen a la muerte de más de 60 personas en nuestro país.

Nuestro gobierno -por solidaridad centroamericana y por interés propio- debería sumarse a las otras naciones del SICA para negociar con EE.UU. y México que en atención a las actuales circunstancias paren las deportaciones y atiendan adecuadamente la salud de los migrantes detenidos por ellos. En última instancia, el mínimo sería lograr que se implementen estrictos chequeos de salud antes que más migrantes sean enviados de vuelta a nuestras naciones.

 

*Expresidente

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Lunes 04 Mayo, 2020

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