La inminente llegada del coronavirus a nuestro país preocupa a los 16.000 privados de libertad porque se daría una afectación en todos los centros penales del país y con ello el impedimento de visita de sus familiares, parejas o amigos.
Algunos reclusos aseguraron a DIARIO EXTRA que hasta el momento ningún funcionario les ha dicho nada, ni lo básico, y menos cuál es el espacio que usarán en caso de que alguno de ellos resulte infectado, ya que hubo afectación por varicela y tuberculosis.
Mientras que algunos funcionarios dijeron de manera confidencial que aún no reciben ninguna directriz de sus jerarcas al respecto, ni siquiera la orden de repartir mascarillas, alcohol en gel o toallas, por lo que pareciera que la incertidumbre es general.
Ante consulta de El Diario del Pueblo sobre el caso, la oficina de prensa comunicó lo siguiente: “A raíz del brote de paperas que afectó al sistema carcelario nacional el año anterior, intensificamos las labores de aseo en los centros penitenciarios, así como la coordinación con el Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social.
A manera de preparación, mañana nos reuniremos con esas instituciones para trazar la estrategia de atención de la alerta. En estos momentos el Ministerio de Justicia y Paz no reporta desabastecimiento de artículos de limpieza”.
Con el brote de paperas los reclusos resultaron afectados porque les quitaron las visitas familiares y conyugales, lo que provocó estrés y revueltas entre ellos, todo por la falta de atención de los jerarcas.
Sin embargo El Periódico de Más Venta en Costa Rica supo que el personal carcelario está diezmado: 8 funcionarios vigilan a 1.000 reos en un ámbito, 1 abogada atiende a 900 reclusos, 1 psicóloga trata a 1.000 internos y 1 secretaria (que deber tener las actas del día y archivar) lleva los asuntos de 800 privados de libertad reos.
La Defensoría de los Habitantes recibió una decena de quejas para que intervenga porque las atenciones médicas para los privados de libertad pareciera que no se dan como debe ser, lo que repercute negativamente en una población carcelaria que crece a diario.
