Mary y Carlos disfrutaron de todas las actividades y fiestas de fin de año, incluyendo las del trabajo, de familiares, amigos y vecinos. Además de compartir momentos agradables, también compartieron comidas de toda clase. Comieron todo lo que quisieron, sin poner un alto y sin pensar en su salud. Además dejaron de hacer el ejercicio usual que consistía en una caminata rápida cada dos días durante 45 minutos.
Al inicio de este año decidieron hacer un cambio drástico porque notaron un importante aumento de peso (entre 2 y 3 kilos cada uno). Carlos está muy preocupado porque padece de hipertensión arterial y además presenta obesidad grado I. Mary, por su parte, tiene un sobrepeso de unos 7 kilos y el médico le había dicho el año pasado que su nivel de glucosa en sangre está un poco más alto del límite superior y que si se descuida, puede llegar a ser diabética.
Después de las fiestas y las vacaciones quedan a veces kilos de más y consecuencias serias por nuestra conducta con respecto a los alimentos. Algunas de estas consecuencias pueden ser aumento en los niveles de presión arterial, descontrol del azúcar (glucosa en sangre), aumento del colesterol, triglicéridos y ácido úrico, mayor riesgo de infarto, problemas respiratorios y de circulación, mayor dificultad para movilizarse (por el exceso de peso), dolores en las articulaciones, principalmente en rodillas y tobillos entre otros.
Pero no todo está perdido. Por ejemplo, Mary y Carlos decidieron hacer un alto y un cambio drástico antes de que su salud empeore y porque se sienten mal física y emocionalmente. Además pensaron en la responsabilidad que tienen en su hogar y con sus dos hijos pequeños.
¿QUÉ CAMBIOS DECIDIERON HACER?
Revisar el menú diario. Analizar si los alimentos que se preparan en casa están acordes con las recomendaciones saludables. Esto implica cocinar con menos aceites o grasas en general (recordemos que las grasas son “concentrados de calorías” por lo que las debemos consumir en poca cantidad). Además revisar si en la casa se toman refrescos con exceso de azúcares (gaseosas, refrescos de frutas naturales o comerciales).
Analizar si el consumo de frutas y verduras es el correcto. En el menú familiar debemos incluir al menos dos o tres frutas diarias y variadas y al menos 1 a 2 tazas de ensaladas o verduras no harinosas por persona. Carlos y Mary decidieron ir a la feria del agricultor al menos cada 15 días calculando las frutas y verduras necesarias para todos.
Disminuir los alimentos tipo “fritura” para reducir calorías provenientes de las grasas. Decidieron cocinar más frecuentemente a la plancha, “sudar” con olores, hornear, al vapor, o simplemente reducir las grasas en todas las preparaciones.
Reducir la sal excesiva, evitando alimentos de paquete, ricos en grasa y sodio.
Dar el ejemplo a sus niños, preparando comidas sanas siempre y evitando ir frecuentemente a los lugares de “comidas rápidas”.
Como los dos trabajan fuera de la casa, decidieron preparar de antemano los almuerzos para no improvisar y no tener que comprar afuera comidas rápidas o grasosas y al mismo tiempo economizar un poco.
Reanudar las caminatas e ir al menos 3 veces por semana.
Buscar ayuda de un profesional en nutrición para que les indique las cantidades correctas que deben consumir de los diferentes alimentos y aclare todas las dudas que puedan tener y los asesore para implementar un menú más saludable.
No iniciemos el año sin evaluar y mejorar algo tan importante como lo es nuestra alimentación, lo que definitivamente se verá reflejado en nuestra salud y la de la familia. No dude en consultar y con gusto le asesoramos. Clínica Adroge S.A. del doctor German Naranjo Montero. Teléfono 2257- 0098 para obtener más información.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: Dra. Aldina Chaverri Villalobos Nutricionista en Adroge S.A.
EMAIL: [email protected]
Lunes 20 Enero, 2020
HORA: 12:00 AM
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