Una mujer de apellido Requene y 24 años, así como un hombre apellidado Bustos, de 29, enfrentan un juicio en los tribunales de Desamparados. A ambos se les acusa del crimen de Marvin Eduardo Ávila Quirós y del robo de la motocicleta en que viajaba, además de un teléfono celular que activaron tres días después. A Requene, de nacionalidad nicaragüense, se le conoce como “La Sicaria”. Según la acusación del Ministerio Público, el 11 de febrero de 2017 junto a Bustos y al menos dos personas más sin identificar fraguaron un plan para asesinar a Ávila Quirós, a quien hincó y le disparó en dos ocasiones por el cuello.
Helena Cubero Pérez, fiscala del caso, manifestó que para llevar a cabo su acción delictiva Requene aprovechó la atracción física que sentía Ávila Quirós hacia ella. La mujer le enseñó un fajo de billetes y lo contactó vía telefónica para invitarlo a departir la noche juntos en un mirador en Desamparados.
Al parecer La Sicaria lo persuadió, por orden de un reo, para que se trasladara hasta un predio desolado, previamente definido. Al lugar llegarían Bustos y sujetos no identificados para proceder a materializar su objetivo.
EXPERIENCIA VALIOSA
Mauricio Gómez, agente del Organismo de Investigación Judicial por casi tres décadas, manifestó en su declaración como testigo que el área donde ubicaron el cadáver es una zona boscosa, poca transitada, donde hay pocas casas.
“La víctima tenía documentos de identidad, dos lesiones de arma de fuego en la cabeza. En la ropa ubicamos elementos pilosos que fueron examinados y tenía expediente criminal por conducción temeraria y portación ilegal de arma permitida.
Fue hincado, el primer tiro hecho por la espalda lo hizo caer y el otro acostado a muy corta distancia, lo que nos dice que el tirador no quería fallar con su revólver calibre 38”, explicó.
El investigador agregó que una testigo escuchó tres detonaciones, la voz de una mujer y varios hombres.
“Lamentablemente me tocó darle la mala noticia a la madre del fallecido. La testigo me dijo que oyó que dijeron: ‘Vámonos, vámonos’. Además que un carro viejo y una moto estaban estacionados y un grupo de personas se hallaban a su alrededor.
El mejor amigo de la víctima dijo que era tranquilo, que consumía marihuana en ocasiones y que su pareja sentimental, con la que convivió muchos años, lo había dejado, que no trabajaba y tiempo después conoció a una mujer que se identificó como Rose”, recordó.
CONFESÓ QUE ERA SICARIA
El policía judicial añadió que esa mujer llegó pidiéndole balas a Ávila Quirós. “Su amigo me dijo que se estaba dedicando a las estafas y esa mujer que se llamaba Karolina siempre andaba un canguro y un revólver negro, que la cabeza del fallecido tenía precio, que era gatillera y que le decían ‘La Sicaria’.
La víctima les dijo a sus amigos que si algo le pasaba era Rose (Karolina), ya que iba a salir con ella. Antes de la medianoche uno de ellos lo llamó y le preguntó si iba a coronar (tener relaciones sexuales), después de la medianoche lo volvió a llamar y no contestó más”, recordó.
El investigador indicó que en la vela de Ávila Quirós estaba un hombre que decía llamarse Stanford, quien habló con la madre del fallecido.
“Le dijo que sabía quién había asesinado a su hijo, pero que después se lo iba a revelar. La señora vio a otro sujeto tomándole fotos al ataúd, por lo que lo increpó y le aseguró que las había borrado.
La expareja del joven fallecido nos dijo que vendía droga a sus amigos, que estaba involucrado en estafas y que un día le pidió una de sus tarjetas y no se le devolvió, por lo que fue al banco y le aseguraron que la cuenta estaba congelada por una investigación por estafa”, recalcó.
Mientras el agente del OIJ relataba, la acusaba buscaba la manera de verlo, ya que cuatro oficiales de la sección de Cárceles se lo impedían.
“El fallecido buscaba personas que prestaran sus cuentas bancarias para depositar los dineros que se ganaban de las estafas. Creemos que la víctima se había dejado un dinero. La acusada era pareja de Mathew, un recluso acusado por homicidio al que ella visitaba.
Tres días después del crimen activaron el celular de la víctima y el otro acusado, apellidado Bustos, era quien andaba el celular y un lugareño que bajaba por la zona del crimen lo identificó, pese a que andaba el casco por la frente”, manifestó.
LLAMADA REVELADORA
El agente judicial dijo que un día recibió una llamada anónima que fue muy valiosa.
“Nos dijeron que una pariente de Karolina había guardado varias cosas que la sospechosa utilizó en el homicidio y la madre de esta quería echarse la culpa del crimen. Ella cambiaba de celular y línea mensualmente.
Karolina pertenecía a una banda Las Dormilonas, mujeres que iban a bares y llevaban hombres a moteles o sus apartamentos, donde los dormían para robarles.
A un colombiano le robaron un arma 9 mm y a un señor en Alajuela le dieron una dosis muy alta de clonazepam que lo mandó al hospital, casi lo matan”, declaró.
El juicio continuará a fin de mes, por lo que a ambos acusados les ampliaron la prisión preventiva hasta el 31 de enero.
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CRÉDITOS: Fotos: Mauricio Aguilar
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Jueves 09 Enero, 2020
HORA: 12:00 AM
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