Aires aborteros
Juan Manuel Pineda Morán
Fueron los dictadores comunistas en el siglo XX quienes institucionalizaron el aborto, sus fundamentos filosóficos conciben válido el exterminio del enemigo político como parte de una dinámica histórica necesaria para construir el socialismo, matar a las miembros de las clases parasitarias desde el vientre de las madres es una consecuencia lógica en una dictadura comunista. Pero ya no hay comunismo, al menos en la forma como se dio en el pasado, con el colapso social y económico sumado a la desintegración de la Unión Soviética en docenas de pedazos, la intelectualidad izquierdista de las universidades públicas se entregó a nuevas “causas sociales”, una de ellas el aborto. La izquierda en los Estados Unidos impuso la legalización del aborto, a pesar de que feministas como Susan Anthony y Elizabeth Candy Staton se oponían a esta práctica ya que encontraban en el aborto la culminación de una serie de agresiones hacia la mujer, pero en el año de 1973 se legalizó el aborto en esa gran nación, donde la nueva izquierda lo asumió dentro de sus reivindicaciones.
La visita de la Alta Comisionada de Derechos Humanos, la expresidenta de Chile Michelle Bachelet, no era una simple inspección de estos funcionarios de las Naciones Unidas que se dedican a pasear por el mundo bajo una mampara de supuestamente defender los Derechos Humanos, su visita fue para presionar al mediocre presidente Carlos Alvarado para que legalizara ya el aborto en nuestro país. La señora Bachelet insistió en una supuesta defensa de los derechos de las mujeres, enfatizaba sobre el “atraso” de Costa Rica por no haber legalizado el aborto, a lo que replicó la vicepresidenta Epsy Campbell (por cierto, tenía meses que no se le veía, desde que dijo que Costa Rica es una finca) por supuesto que la Alta Comisionada no vino a hablar del aborto, vino a hablar del “problema” de las mujeres en nuestro país. Que el presidente no hubiera firmado la “norma técnica” era de “preocupación” por parte de las Naciones Unidas, una vez que la señora Bachelett se reunió con nuestro presidente, este ya “empoderado” firmó dicha “norma técnica” pero primero la envió a consulta a la CCSS. Como Poncio Pilato, nuestro flamante presidente mejor se lava las manos, esto es un asunto técnico que tiene que ser decidido finalmente por los especialistas y no por él, es un hombre sin carácter ni criterio propio, ya antes lo ha demostrado.
De acuerdo con los Principios Generales del Derecho Penal y Constitucional, el único Poder de la República con legitimidad para crear y modificar la ley es la Asamblea Legislativa, el Código Penal en los artículos del 118 al 120 tipifica con toda claridad el aborto como un delito, en relación con el artículo 121 desde hace décadas se tiene esta figura del “aborto impune” donde establece con toda claridad que, con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre, se puede abortar y este aborto no será punible. De que “norma técnica” habla entonces el presidente Alvarado. Primero, él no puede crear reglamentos para regular tipos penales, ya que no tiene la potestad constitucional para hacerlo; segundo, cualquier modificación al artículo 121 tiene que pasar por la Asamblea Legislativa y no tiene los votos para legalizar el aborto en Costa Rica. Ante la presión de los organismos internacionales ante los cuales el Presente se doblega, el Gobierno les cumple. Este de la “norma técnica” es un golpe al estado de derecho, el Poder Ejecutivo no puede crear ni modificar los tipos penales, la Alta Comisionada de los Derechos Humanos Michelle Bachelet lo logró, valió la pena la visita a Costa Rica.
