La hora del descontento y de la ira: ¿Como enfrentarla?
Alternativas
Ya le llegó la hora a Colombia. El descontento sacó la gente a las calles. En América Latina, en Europa, en Asia, en África se dan manifestaciones violentas convocadas por la unión de diferentes intereses y unidas por el descontento y la ira. ¿Podremos enfrentar estas circunstancias solo con un cambio de actitud o se requerirá un cambio institucional?
Echemos para nuestro saco. Nosotros tuvimos el año pasado manifestaciones de docentes, funcionarios de Recope y empleados de otras instituciones públicas en contra del inevitable ajuste fiscal pospuesto por muchos años. Este año se dieron por motivos muy diversos que unieron a estudiantes, camioneros, pescadores, médicos y otro personal de salud.
En varias publicaciones he señalado posibles causas comunes de eventos simultáneos con disparadores diferentes. Las redes sociales y los muros digitales. El crecimiento de las clases medias que se rebelan por no poder satisfacer sus expectativas. El desarraigo que se sufre. La incertidumbre que crea la velocidad vertiginosa de los cambios. La irresponsabilidad de agitadores y la adrenalina de los jóvenes.
¿Cómo evitar que entre nosotros se llegue a los extremos que parecen anunciar, en estos días, los actos vandálicos de estudiantes universitarios?
Es tiempo de reflexión, de acciones cuidadosas, de oír a los demás.
El primer responsable de evitar confrontaciones violentas es el gobierno. No se debe provocar enfrentamientos adoptando medidas conflictivas, salvo las que sean absolutamente indispensables para acelerar el crecimiento compartido en nuestra sociedad. Se deben mantener abiertos amplios canales de comunicación con los diversos actores de la sociedad civil. Y, frente al inicio de protestas, sin dejar de velar por los derechos de las personas al libre tránsito y al respeto de sus propiedades, es preciso actuar con moderación, prudencia y clara información a los ciudadanos de lo que está ocurriendo.
Los policías deben ser respetuosos de los manifestantes y recordar que son tan costarricenses como ellos. Y en sus acciones para evitar desmanes y violaciones a los derechos de los demás, deben primar la prudencia, el recato, la mesura.
Los partidos políticos están llamados a actuar con especial parsimonia, sin tratar de promover el odio y la confrontación irracional, con moderación en sus planteamientos. Los políticos que se salgan de ese estilo deberían recibir pública y frontal denuncia de los demás. Los partidos más centrados deben en especial resaltar las virtudes de la democracia representativa, y del respeto a la institucionalidad del estado de derecho para lograr paz, justicia y progreso social.
En las instituciones de la sociedad civil la hora llama a la prédica incesante de las virtudes del amor a los demás.
Todos debemos transitar estas circunstancias con plena consciencia de que la violencia no construye, solo destruye. De que es más fuerte la resistencia pasiva que la confrontación con saña. De que la racionalidad es más poderosa que la emotividad desbordada y que ante el peligro de enfrentamientos destructivos deben imperar la paciencia, la prudencia, el patriotismo, la perseverancia.
A estas apreciaciones de sentido común el realismo desnudo responde señalando que las actitudes recomendables no han imperado en otros países latinoamericanos, ni en otras latitudes, ni entre nosotros mismos recientemente.
¿Será la hora de una nueva Concertación Nacional en la que ahora sí participen, además de la sociedad civil, los partidos políticos? ¿Cómo prepararla de manera que dé confianza a todos los interesados? ¿Quiénes deberían ser sus conductores? Al gobierno debería corresponder seleccionar los temas y preparar los documentos de base. ¿Valdrá la pena contratar un conductor extranjero, un académico que agrande la confianza?, pues nadie es profeta en su tierra.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Lunes 09 Diciembre, 2019
HORA: 12:00 AM
CRÉDITOS: Miguel Ángel Rodríguez
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