Vivir con dignidad es un derecho
EDITORIAL
Hace tan solo un par de días, el Congreso de la República logró una reforma sustancial a la Ley General de VIH SIDA, que data del 29 de abril de 1998, es decir, desde hace 21 años, el tiempo suficiente para quedar desactualizada de cara a la situación actual del país.
El compromiso de los diputados de la Comisión de Derechos Humanos es de destacar; Patricia Villegas, Paola Valladares, Enrique Sánchez, Jorge Fonseca y María Vita Monge lograron que la norma existente reconociera no solo el trato médico con dignidad hacia las pacientes con virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), sino también el derecho a vivir sin prejuicios ni discriminación sin importar género, nacionalidad, clase social y hasta situación laboral.
En Costa Rica de acuerdo a las estadísticas de Onusida hay 13 mil casos detectados de la enfermedad.
Cifras oficiales revelan que entre el 2016 - 2017, aproximadamente mil personas entre hombres y mujeres fueron diagnosticados, disparando así la tasa de 20 por cada 100 mil habitantes.
Entre el 2002 y el 2016 hubo 9.179 diagnósticos por VIH, de los cuales el 87,2% fue en hombres, lo que quiere decir que por cada mujer infectada con el virus había un promedio de siete masculinos.
La incidencia de nuevos diagnósticos hasta 2017 indica por sexo y edad que entre los 20 y los 39 se registra el mayor número de casos en poblaciones masculinas.
Y entre los 25 y los 29 años se reporta el mayor diagnóstico, lo anterior evidencia que las poblaciones jóvenes son las más impactadas con el padecimiento.
Sin embargo, es importante destacar que en poblaciones con edades superiores a los 65 años también hay cifras que considerar y si se trata de personas entre los 15 y 20 años, los expertos han destacado que va en aumento el porcentaje de contagios.
Estadísticas de Onusida indican que 37,9 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo al cierre de 2018. Además 1,7 millones contrajeron la infección al finalizar el año anterior y 770.000 fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida durante el mismo periodo.
Desde el comienzo de la epidemia, 74,9 millones de personas contrajeron la infección.
La reforma supone un paso de la visión de salud pública meramente a la de derechos humanos, promoviendo atención integral en medicamentos, ayuda psicológica y la creación de centros y albergues.
Entre los puntos más importantes de este nuevo texto están la obligatoriedad de realizar pruebas de VIH a las mujeres en estado de gestación, antes esta opción era voluntaria, ahora se hará en procura el bienestar de la madre y el menor.
También permite dar soporte médico a personas nacionales y extranjeras en estado de pobreza, extrema pobreza e indigencia de salud. En otras palabras, no se requiere estar laborando ni cotizando al sistema de salud público para que este tipo de casos pueda ser abordado médicamente.
Hubo durante la discusión del proyecto de ley quienes, caso particular del diputado Gustavo Viales, propusieron que los extranjeros en estatus de ilegal no pudieran recibir atención médica gratuita.
Lo anterior a todas luces fue rechazado por la Comisión, pues evidentemente este es un asunto de grandes repercusiones sociales, aparte de ser una postura discriminatoria y lesiva contra el paciente por su condición migratoria únicamente.
La nueva ley establece también mayores recursos de parte del Estado para campañas de información y prevención, justas y necesarias pues desde hace años poco o nada se difunde a la población sobre el tema. Una población más informada toma mejores decisiones y se expone menos a situaciones de riesgo.
Se aprobó también la entrega de condones masculinos y femeninos en centros de salud, lo cual viene a representar un avance importante pues está más que comprobado que previene en mucho la infección por transmisión sexual.
Otro punto para destacar es que ahora quienes deseen practicarse las pruebas de diagnóstico de VIH pueden acudir a cualquier Ebais, clínica u hospital para realizarlo, en pocos días tendrá los resultados y la atención médica necesaria.
La reforma es un paso adelante en la prevención de la enfermedad, si bien se sabe que el contagio en su mayoría podría evitarse con prácticas seguras, no podemos cerrar los ojos a una realidad que golpea a nuestra población.
En buena hora se impulsó este cambio, las personas infectadas no deben ni tienen por qué ser marginadas en centros de salud, de trabajo, en sus hogares. Hay que poner un alto al tabú que supone esta enfermedad, hoy más que nunca debemos estar abiertos a explorar y conocer más, a abrir espacios de diálogo y respetar a quienes la padecen.
El VIH es un virus que no discrimina género, religión, ideología política, preferencia sexual, color de piel, es un padecimiento que puede llegar a las personas en diferentes formas. Hay niños infectados por sus madres en el parto, pacientes que requieren de trasfusiones de sangre que se contagiaron en este proceso, adictos a ciertas drogas vía intravenosa y otras más, no solo se trasmite por contacto sexual, ni tampoco implica una irresponsabilidad a priori.
Las personas con el virus no son un riesgo público ni tienen por qué ser sometidos a procesos sociales de marginación.
El próximo domingo 1º de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida y es una fecha especial para tomar consciencia, para informarse y educarse.
El virus de inmunodeficiencia no discrimina, no discriminemos nosotros a quien la padece.
