El derecho de vivir sin violencia
EDITORIAL
Con una marcha cientos de ciudadanos conmemoraron el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en nuestro país.
Caminaron enarbolando pancartas y coreando consignas de paz en memoria de quienes han muerto a manos de sus esposos, parejas y excompañeros sentimentales, víctimas absolutas del abuso y el irrespeto.
La caminata tenía un fin, pedir al gobierno y las instituciones a cargo del tema de género y no violencia políticas públicas enfocadas en la educación y el reforzamiento de valores individuales y familiares.
Esta actividad se lleva a cabo todos los años con un llamado colectivo a la cordura y el diálogo, sin embargo las muertes siguen dejando hogares destruidos e hijos con graves secuelas porque la sociedad machista sigue creyendo que todo se arregla a base de golpes, gritos e insultos.
En el mundo entero la dinámica es la misma, millones de féminas pegan un grito al cielo y piden a las autoridades de sus naciones castigar con mano dura a quienes osan traspasar la línea de la dignidad.
En Costa Rica el luto sigue llegando a las familias. En lo que vamos de 2019 se reportan 11 mujeres muertas a manos de sus parejas.
El sistema 911 recibe al año más de 1 millón de llamadas que denuncian violencia doméstica.
De 2012 a la fecha más de 150 mujeres han muerto en este tipo de situaciones, sin olvidar que dejan niños y niñas huérfanos.
Si bien es cierto resulta imposible anular tal flagelo, lo urgente es educar a las generaciones más jóvenes en temas como respeto, autoestima, amor sano e integridad.
El valor por la vida comienza con estos preceptos. Nunca es tarde para inculcar buenas costumbres y debemos comenzar con los más pequeños, aquellos que forjarán el futuro del país. Es más fácil enseñar valores.
Las personas tenemos derecho a vivir sin violencia, a ser comprendidas y no discriminadas, a la tranquilidad en el hogar y el sitio de trabajo. Nadie tiene derecho a agredir y menos a socavar la dignidad humana.
Por ello los padres de familia tenemos la tarea de educar a nuestros hijos en el marco de la tolerancia y el respeto, sin importar el sexo. El ideal de alcanzar derechos básicos para las poblaciones femeninas ha venido a convertirse en un logro incuantificable, pero también en una batalla desmedida entre los sexos. Hombres y mujeres se disputan hasta el asiento del bus, la plata de la casa, los bienes, los hijos y lo menos pensado.
La marcha por la no violencia también debe enfocarse en el derecho de todo ser humano a no sufrir agresiones de ningún tipo. Debe velar y pedir el cumplimiento estricto de la ley sin distinción de género.
La historia ha encasillado los hechos violentos en contra de la población femenina, pero hoy otros sectores como los discapacitados, los adultos mayores y los hombres también sufren.
Los niños y las niñas también son objeto de violencia a manos de sus propios padres y encargados. Ya lo dijimos en el editorial del DIARIO EXTRA, el maltrato infantil fue declarado epidemia nacional porque supera todas las cifras. 6 de cada 10 menores son víctimas y parece que poco se hace por poner un alto a este flagelo.
Entonces el país tendrá que unirse para marchar a favor de los derechos de todas las personas, no importa color de piel, religión, edad, sexo o diversidad sexual.
La marcha contra la eliminación de la violencia además tendrá que enfocarse en el derecho de los ciudadanos a vivir en paz, pues parece que cada día son mayores los prejuicios, la intolerancia y el irrespeto.
Marchemos todos los días por un mundo sin agresión. Todos hagamos la diferencia en nuestras casas y lugares de trabajo.
Vivir sin violencia es un derecho.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Martes 26 Noviembre, 2019
HORA: 12:00 AM
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