A pesar de que se registran 24 homicidios menos en comparación con la misma fecha de 2018, cuando se produjeron 488, la preocupación por los homicidios en el país persiste entre autoridades y ciudadanía por el aumento en los hechos de violencia durante las últimas semanas.
Muchos de las muertes están marcadas por ajustes de cuentas o riñas personales. Lo lamentable es que el problema no está regionalizado, sino que los sucesos se presentan en todo el país, lo que lleva a que la mayoría de funcionarios judiciales se aboque a atenderlos.
Lo que más llama la atención es que muchos de esos asesinatos se produjeron el último mes, pues desde el 7 de octubre a la fecha ultimaron a 75 personas, es decir, el promedio supera un muerto por día.
Las venganzas entre las bandas delictivas llevan a que las estadísticas se disparen porque en el momento que asesinan a un miembro del grupo rival, sus compañeros pagan con la misma moneda.
Además los sicarios no miden sus acciones y con tal de quitarle la vida a su objetivo no toman en cuenta que inocentes estén presentes. Muchos han sido víctimas colaterales por estar en el lugar equivocado a la hora indebida.
HOMICIDIOS MÚLTIPLES
Los hechos de sangre cada vez se cometen con más saña, lo cual queda en evidencia cuando los sicarios fulminan a más de una persona al mismo tiempo y huyen del lugar.
Los casos más recientes se reportan en Pavas y Desamparados, en cada uno dos hombres fueron sorprendidos por asesinos, quienes no les permitieron reaccionar y los acribillaron de múltiples balazos.
Dentro de las líneas investigativas se pretende determinar si los pistoleros realizan un 2x1 por orden de sus jefes o si se trata de que una de las víctimas acompañaba al objetivo y no logró escapar de las garras de la muerte.
Este tipo de variables son fundamentales dentro de las estadísticas que lleva el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), las cuales pretende resolver.
POSIBLE CAUSA
La sobreproducción de estupefacientes y el exceso de oferta y demanda lleva a las organizaciones delictivas a protegerse de posibles enemigos, quienes quieren quedarse con su negocio.
Esta situación provoca que busquen armarse, amenazar e incrementar la violencia con que actúan en la defensa de los que consideran sus territorios.
“Surge como consecuencia el homicidio, que es la manifestación material de la violencia y que nos señala hay un evento de tráfico de drogas”, puntualizó Walter Espinoza, director del OIJ..
En casos como estos las autoridades judiciales investigan los homicidios y la problemática social del tráfico de drogas.
Este ilícito negocio incorpora personas cada vez más jóvenes, aprovechándose de aquellos que están sumidos en la pobreza, cuentan con pocas oportunidades y buscan tener riqueza y fama al incorporarse a las filas del crimen organizado.
“Estamos presentes en una zona donde la posesión y proliferación de armas de fuego es constante, donde hay mucha informalidad en el manejo de este tipo de herramientas y donde la posibilidad de comercio fuera del ámbito formal es sumamente alta”, comentó.
Lastimosamente este tipo de situaciones continúan, por lo cual las acciones preventivas se fortalecen para contenerlas.
