Sábado 11, Mayo 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

Crimen de Eva evidencia inoperancia e hipocresía

EDITORIAL

La muerte de Eva Morera, la joven de 19 años que recibió un balazo por la espalda de manos de quien en algún momento se llamó su novio, el mismo que teniendo 21 años la abusó sexualmente cuando ella ni había terminado el colegio y producto de esa relación nació un hermoso hijo, era previsible y pone en evidencia la hipocresía de la sociedad como un todo, pero también la inoperancia del Estado que emerge de dicha ciudadanía. 

La estudiante de Trabajo Social de la Universidad Nacional era una mujer víctima en todo el sentido de la palabra, no solo por estar a merced de un convicto -de acuerdo a los registros del Ministerio de Justicia, que como la gran gracia le dio un beneficio de libertad hace tan solo unos días-. Además, ella y su hijo son víctimas de una sociedad que sigue guardando silencio ante la violencia. 

El país entero se conmocionó al conocer la noticia de este nuevo femicidio, en el que un cobarde que no toleró que con sobrada razón lo abandonaran, que además creía que la madre de su hijo era de su propiedad, acabó con los sueños y las promesas de Eva, quien según dijeron sus conocidos ya había pedido ayuda ante las incesantes amenazas de su expareja pero nadie le atendió. 

Acá el fallo es del sistema, vamos a comenzar por decir cuándo y cuál de los servicios de salud pública que le dieron tratamiento prenatal dieron aviso a las autoridades sobre una menor de apenas 15 años embarazada. El mal llamado acompañamiento se limita a una cita de 10 minutos por mes y las despachan a la casa, un contacto tan frío como un bloque de hielo. 

¿Será acaso que el mismo personal de salud se hace de la vista gorda ante estas situaciones y violentando la norma calla? Pues si bien la ley de relaciones impropias aún no estaba aprobada, el sexo con menores de edad es penado en este país. De acuerdo con relatos de conocidos, esa relación tenía tiempo de darse, al extremo que los progenitores temían por su vida. 

Cuando ese bebé nació y fue registrado con los apellidos de su padre, ahí también se dieron cuenta de que él era mayor de edad y ella solo una niña, pero tampoco se alertó de lo que sucedía. 

En esta sociedad somos de pensamientos tan cortos y arcaicos, que la institucionalidad ni siquiera indaga si esa gestación es producto de un abuso sexual, el personal se limita a llenar formularios, se ha creado el estigma de que todo es con consentimiento de las menores, lo cual va en detrimento de su dignidad y respeto. 

Bueno, el abusador quedó formalmente inscrito en el Registro Civil como el padre y con ello se le dio patente para adueñarse de la vida de Eva, quien en medio de su inocencia siempre quiso lo mejor para su retoño y en nombre del amor cayó en una espiral de violencia que acabó con su vida. 

En el colegio donde estudiaba, donde hay personal para ello, tampoco se dieron a la tarea de denunciar esa relación abusiva que parecía ser de conocimiento público. Los profesores guardaron silencio, un acto muy propio de esta sociedad y en silencio transcurrieron todos los meses del embarazo de una adolescente a todas luces vulnerable. 

¿Y qué pasó con los vecinos y la propia familia? Pues la respuesta es razonable, seguro se llenaron de miedos, dudas y temor. ¿A qué? Bueno, temor a que sucediera lo que sucedió, a que le hicieran daño a Eva, o bien a que su hija dejara la casa, abandonara los estudios y destruyera su propia vida. 

Temores como esos son normales en cualquier padre y madre, pero el dejarse dominar por una emoción como el miedo paraliza e impide actuar como se debe. Ellos, los padres de Eva, también estuvieron carentes de ayuda, precisaban del apoyo de la institucionalidad que se muestra tan ajena a la realidad de muchos ciudadanos. 

¿Y qué decir de los jueces soltando delincuentes a diestra y siniestra? Esto de las famosas golondrinas ya es costumbre. ¿Con qué criterios estos señoras y señores del Poder Judicial están abriendo las rejas para dejar espacio en las cárceles, cumpliendo con órdenes sanitarias y dejando a los ciudadanos manos arriba? 

¿Cómo es que el Ministerio de Justicia hace evaluaciones a los reclusos en tiempo récord para darle material de apoyo a la judicatura y seguir poniendo celdas a fuera a un monto de personas que deben sí o sí cumplir sus condenas? Esa es la sanción por cometer actos indebidos. 

“Una golondrina no hace verano”, dijo el expresidente Solís cuando apoyó las gestiones de sus jerarcas en la administración anterior. Hoy la bandada a la que nos han expuesto demuestra que el sistema penal y judicial no tienen ni la menor idea de lo que están haciendo. 

Los ciudadanos honestos hemos sido la presa fácil de los narcos, violadores, ladrones, estafadores y asesinos sueltos, los ticos estamos rejas adentro, los criminales por doquier empoderados haciendo lo que les viene en gana, inclusive con licencia hasta para matar. 

Hoy todo mundo se rasga las vestiduras por la foto que circula del aposento donde asesinaron a la joven, por los detalles de la historia que replican los medios de comunicación, pero cuando hubo tiempo de alzar la voz, denunciar y proteger a esta joven nadie intervino. 

Hoy, cientos de mujeres muertas después, la historia sigue siendo la misma, sería interesante saber cuántas condenas hay por relaciones impropias, cuántas denuncias están entrando cada mes, cuántos detenidos, cuántos con medidas cautelaras y en prisión, evidenciando que esta es una práctica nefasta a la que muchos se acostumbraron y el mismo sistema alcahuetea. 

Que lo digan las estadísticas del INEC, un buen número de los niños nacidos de madres adolescentes no reportan datos del padre y se presume son mayores de edad en relaciones abusivas. 

La violencia acapara cada rincón del país y los protocolos de la mayoría de dependencias gubernamentales son deficientes, esto incluye a los cuerpos de socorro, al Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), hasta la Policía Judicial y las distintas fiscalías y juzgados. 

No lo decimos por decirlo, quienes han ocupado atención de tales entes han topado con problemas que van desde oficinas cerradas, funcionarios indispuestos o inexpertos, falta de personal y un sinfín de situaciones que vulneran a los afectados y hasta los exponen mayormente al peligro. 

La violencia no tiene hora, no puede esperar a que una dependencia abra las puertas en horario de lunes a viernes y de 8 de la mañana a 4 de la tarde, jamás, menos podría verse disminuida por las carencias estatales. 

En Costa Rica no sobra ni una mujer, pero sí sobran entidades ineficientes, funcionarios que calientan el campo y ciudadanos hipócritas todos incapaces de proteger a los más vulnerables.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 05 Noviembre, 2019

HORA: 12:00 AM

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA