Nicaragua: el diálogo que nunca existió
Fabio Mendoza Obando*
El amado obispo nicaragüense, hoy radicado en el Vaticano, escribió vía Twitter: “Cuando todo se vuelve oscuro, la historia indescifrable y el futuro incierto, es cuando más despiertos debemos estar. No hay que apagar la luz de la conciencia, el espíritu solidario y la capacidad de soñar. Es cuando más lúcidos debemos ser, con realismo, humildad y esperanza”.
El dictador Daniel Ortega ha sepultado el supuesto diálogo con la oposición que dio inicios en el 2018 a raíz de los hechos cuando el pueblo se levantó contra la dictadura dejando como resultado más de trescientos muertos, cientos de encarcelados, hostigamientos y una represión constante de los paramilitares.
Lo cierto es que el pueblo de Nicaragua nunca estuvo de acuerdo con ese diálogo de apariencia. Como ya lo sabemos, la estrategia que utilizan los dictadores es sentar a sus opositores para lograr oxígeno, acomodarse y continuar en lo mismo, y eso fue lo que pasó con este diálogo, algo que le advertimos a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, para que tuviera más firmeza en la mesa de negociación.
Desde un principio el dictador dejó en evidencia la falta de voluntad política para dialogar con la oposición, lo hizo por presión. Lo que ha hecho es burlarse del pueblo y de esta manera hacer creer a la comunidad internacional que todo está normal. Este ha sido el lema que han divulgado por medios de comunicación oficialistas, cuando es notorio que las cosas van de mal en peor.
La situación sociopolítica de Nicaragua es preocupante. Estamos bajo una dictadura que se sostiene únicamente por las fuerzas represivas y criminales de la policía y los paramilitares, estructura leal de ellos y que son los que siembran el hostigamiento y represión en todo el país. Si bien es cierto que sacaron a una parte de los presos políticos, hay una cifra considerable que está en las cárceles otra vez en estos momentos, ya van más de cien.
Con la suspensión definitiva del supuesto diálogo, el dictador somete al pueblo a una crisis más profunda y la comunidad internacional que ha estado apoyando la lucha legítima del pueblo va a incrementar la presión para que se vuelvan a retomar las conversaciones y de esa manera darle al pueblo la esperanza de una pronta salida a esta crisis.
Cuál ha sido el resultado del llamado diálogo en todo este tiempo: la dictadura firmó dos acuerdos en la mesa de negociación, lo primero fue que se comprometió a liberar a todos los manifestantes que fueron encarcelados por participar en las marchas de abril y en segundo lugar restituir las libertades, derechos y garantías de todos los ciudadanos, este último punto lo ha incumplido.
Para el pueblo de Nicaragua, con el fin de salir de la crisis en que la dictadura nos metió, es necesario un diálogo franco, verdadero y sincero, donde lo prioritario debe de ser el adelanto de las elecciones presidenciales, pero antes tiene que haber reformas profundas electorales, que haya garantías de un proceso electoral en que se respete la voluntad de las mayorías. Es necesario y urgente un cambio de Gobierno que nos devuelva el anhelo de vivir en libertad, democracia y una paz verdadera.
Los nicaragüenses seguimos firmes en nuestra lucha. No vamos a claudicar, porque estamos seguros de que para resolver esta crisis tiene que haber un cambio de Gobierno, eso quiere el pueblo en su gran mayoría y eso va a ocurrir. La dictadura demostró que lo único que le interesaba era eternizarse en el poder y es algo que no lo vamos a permitir. Para resolver esta crisis ya no es necesario tomar las armas, sino que nos podamos entender como hermanos.
Atrás tienen que quedar, y para siempre, la corrupción y todo el daño que esta dictadura ha hecho pasar al pueblo, han utilizado el Estado como patrimonio familiar, al Ejército Nacional y a la policía los utilizan como instrumentos personales de su tiranía y han prostituido todas las instituciones públicas. Han hecho retroceder al país y nos han condenado a un terrible estancamiento del que nos costará por mucho tiempo salir.
*Inmigrante nicaragüense
