Sin agua en Hatillo
Rodolfo Ulloa Bonilla*
Durante varios meses y casi todos los días la población de Hatillo y otros barrios del Sur de San José vienen sufriendo por la falta de agua. Se culpa al Fenómeno de El Niño, pero hay sospechas de que también hay responsabilidad de Acueductos y Alcantarillados (AyA), que no solo no fue previsora, sino que viene año tras año agravando la situación sin adoptar medidas que resuelvan la ausencia del líquido vital.
La página web de AyA va comunicando todas las desgracias. Un día es racionamiento por el verano, luego porque el tanque de Curridabat se quedó sin agua o tiene bajos niveles, a continuación, por “déficit de producción y alta demanda”, al siguiente día hay una avería de proporciones inmensas en algún lado, continúa una falla eléctrica en alguna planta, se suspende el servicio temporalmente por los trabajos en la rotonda de las Garantías Sociales y cualquier otro lugar o por las “altas temperaturas”.
Las válvulas cierran entre 11 a.m. y 1 p.m. y vuelven a abrirlas entre las 8 p.m. del mismo día o la madrugada del día siguiente. Nunca se sabe a ciencia cierta. No se perdonan sábados, domingos ni días feriados.
A la dirigencia “ejecutiva” de AyA le preocupa más llevar el agua a los campos de golf de los megahoteles de Guanacaste que a los 14 mil hogares y más de 50 mil habitantes de Hatillo y lugares circunvecinos. Las otrora activistas radicales del ecologismo que gerencian hoy el AyA no tienen prisas. En una comunicación al diputado José María Villalta, que intercedió por la comunidad, un ingeniero le dice que el asunto se podrá resolver en el año 2025.
Las redes sociales convulsionan cada vez que AyA corta el agua, y aún más si lo hace sin anunciarlo a la población o avisando tarde. Frente a la creciente indignación ciudadana surgen a la par las voces que intentan tranquilizar los ánimos alterados con justificada razón. Un señor del PAC dice que el gobierno no tiene la culpa, pide recoger agua en vez de protestar. Una señora de Nueva República dice que solo hay que rezar para que Dios traiga las aguas. La dirigencia comunal liberacionista camina lento, aún no se pensiona, pero ya no tiene arrestos ni para pedir una audiencia a AyA.
La institucionalidad se desentiende, ni el Ministerio de Salud ni la CCSS dicen algo a pesar de los graves riesgos que esta situación provoca a la población, incluyendo la infancia y las personas adultas mayores, ni qué decir de las personas enfermas. El alcalde y los regidores de varios partidos políticos de San José ya andan en campaña electoral a la caza de votos, pero no hablan del agua para el consumo humano. En medio de esta situación acongojante, a algún candidato se le ha ocurrido prometer que va a atemperar el agua de las piscinas de la Ciudad Deportiva, las que están a la par del BN Arena.
Dicen que en “río revuelto, ganancia de pescadores” pero aquí en Hatillo es “sin agua en las tuberías, negocio seguro”. Tanto para las empresas que venden agua embotellada como para las que comercian con tanques, estañones, baldes o pichingas.
Las mayorías empiezan a salir del silencio que acostumbran y están medio encachimbadas. No se necesita bola de cristal para saber que de manera espontánea podrían llegar las protestas en los semáforos de Circunvalación. Tal vez el invierno salve a AyA una vez más, pero la rueda del tiempo hará que dentro de pocos meses se vuelva a las mismas carencias como resultado de una pésima administración y gestión del recurso hídrico. Y si además le cae encima a AyA la “regla fiscal” que le impedirá invertir recursos para mejorar el servicio, imagínese usted a dónde vamos a dar con esta sequía.
*Sociólogo, asesor parlamentario
