El machismo se convirtió en el peor enemigo de los jóvenes, ya que los lleva a cometer actos delictivos de toda índole para demostrar y cumplir con el rol asignado por los prejuicios.
Así se desprende del quinto Informe sobre masculinidades y tendencias delictivas en Costa Rica, elaborado por la Comisión Técnica Interinstitucional sobre Estadísticas de Convivencia y Seguridad Ciudadana (Comesco), del Observatorio de la Violencia del Ministerio de Justicia.
En dicho estudio, el cual recopila datos de diversas instituciones relacionadas con esos temas, queda en evidencia que los jóvenes son protagonistas en las conductas donde se reproduce el modelo patriarcal que impone la sociedad.
“Esto es un balde de agua fría porque tenemos la percepción que eran los viejillos de antes o los patrones de crianza que eran machistas y ese patriarcado que era tan marcado en la construcción de nuestros abuelos, pero resulta que las cifras nos dicen que, aunque el discurso ahora es un poquito moderado en relación con la masculinidad, en el comportamiento sigue dándose”, mencionó Natalia Camacho, representante de Comesco.
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Un ejemplo de lo anterior son los datos de los hombres imputados en casos de violencia intrafamiliar por grupos de edad, ya que los de 18 a 24 años acaparan entre el 14,7% y el 15,6% de los casos en cuestión durante 2015 y 2016.
Mientras que los de 25 a 39 años presentan los porcentajes más altos, del 38,0% y el 40,3%, en el periodo mencionado.
Esto deslegitima que son los hombres mayores quienes reproducen el patrón de violencia, ya que en los de 40 a 59 años el porcentaje es del 19,6% durante 2017 y 33,1% en 2015.
“Existe una fuerte consistencia que muestra que el segmento de 25 a 39 años es el que presenta mayor incidencia de los hombres en los casos de violencia intrafamiliar.
Esto manifiesta que los jóvenes están siguiendo un patrón de riesgo a manifestar actos de violencia tanto en las relaciones familiares como de pareja”, señala el estudio.
“Hay que revisar qué estamos enseñando, qué estamos transmitiendo, no solamente desde las instituciones formales de educación, sino también desde los hogares y familias, así como los espacios de cuido donde tenemos a los niños, porque esto no es algo que empieza desde la infancia”, agregó Camacho.
DELITOS
Esto no solo se ve en casos de violencia doméstica, donde las mujeres son mayoritariamente víctimas, sino que los varones terminan cometiendo otro tipo de delitos para cumplir ese rol.
Según los expertos, eso se relaciona con el hecho de que los menores se socializan bajo los dispositivos de una cultura de violencia que va unida a juegos, juguetes, actividades, deportes, relaciones familiares, donde lo que ven son estereotipos y roles sexuales que construyen su experiencia de vida.
Estas situaciones los llevan a consumir drogas, cometer asaltos, robos e irse introduciendo en el mundo de la criminalidad.
“El hecho delictivo podemos reconocerlo como el punto culminante de algo que se viene manifestando paulatinamente en diferentes niveles, desde el inicio de la historia de una persona.
Entonces yo para ser hombre tengo que demostrarlo con una conducta de cierta forma”, adujo la especialista.
Lo anterior explica datos como que la mayoría de las víctimas de homicidio se ubica en grupos de edad de 15 a 29 años y 30 a 44. Aquí cabe mencionar que los victimarios también son jóvenes enredados en peleas de bandas o deudas por droga.
