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Sucesos

“Es un triunfo para la independencia judicial”

Jueza pensionada anticipadamente habló con DIARIO EXTRA:

  • La jueza conversó con DIARIO EXTRA en compañía de su abogado John Brenes.

  • Gotas que usa Victoria para el síndrome de Sjögren.

La jueza María Victoria Salas Ruiz le ganó una demanda al Estado por obligarla a jubilarse a los 33 años. Ella conversó con DIARIO EXTRA y contó qué enfrentó en este tiempo.

Salas descubrió a sus 16 años que era portadora del síndrome de Sjögren, cuando sufrió una parotiditis, pese a que ya había tenido paperas cuando era pequeña.

“Como es una enfermedad que afecta la saliva las parótidas, que son las glándulas que producen la saliva, dejan de funcionar y se inflaman”, contó, destacando que desde ese momento tuvo parotiditis recurrentes hasta 2008 cuando la diagnosticaron.

Salas trabajaba en el Juzgado de Guápiles, una zona en que es casi obligatorio usar aire acondicionado y ventiladores, herramientas que le hacían daño por el padecimiento.

“El síndrome de Sjögren es una enfermedad reumatológica autoinmune, es decir el cuerpo ataca alguna función específica que en este caso es la producción de las lágrimas y la saliva, la lubricación del cuerpo”, explicó.

Esto no le afecta en el Valle Central, pues por las condiciones climatológicas no se requiere el uso constante de ventiladores ni de aire acondicionado.

Por ello presentó dictámenes del Poder Judicial y de la Caja Costarricense de Seguro Social en que se recomendaba su traslado a alguna oficina de San José.

La abogada trabajaba un ascenso en la Sala Constitucional, puesto que desempeña en este momento por medio de teletrabajo. Estando allí la valoran en Medicina de Trabajo y le indican que el puesto que realiza en ascenso es el que le funciona para su condición. Sin embargo, todo cambió.

 

FALLO A FAVOR

Una sentencia de 99 páginas sustenta por qué el Tribunal falló a favor de la abogada.

En la parte dispositiva la condena ordena declarar sin lugar las defensas hechas por el Estado, con lugar las demandas de ellos, anuló el acuerdo 82 del Consejo Superior del 6 de junio de 2017 que ordenaba su incapacidad, condenó al pago de daños y perjuicios patrimoniales, lo cual se hizo en abstracto por lo que se debe acudir a ejecución de la sentencia.

“Por el daño moral se fijó ¢5 millones y dice ‘deberá la administración demandada de manera inmediata, una vez que corrió la firmeza de este fallo, instruir los procedimientos internos pertinentes para determinar las responsabilidades disciplinarias y/o patrimoniales que se puedan atribuir por los hechos objetos de esta causa’, o sea que dice que tienen que investigar a Ernesto Jinesta Lobo, a la esposa de él Cindy Quesada Chavarría y a Kattia Salas Abarca, exdirectores del despacho de Ernesto Jinesta”, destacó el licenciado John Brenes, abogado de Victoria.

La sentencia ordena además una investigación sobre la clonación de la plaza de la abogada, pues esto se dio para colocar en ella a otra funcionaria.

El Tribunal ordena que a Victoria la mantienen en el puesto en la Sala Constitucional donde se encuentra.

“Siento que esto fue una gran victoria porque es lo que queríamos, fue una injusticia, incluso el Tribunal Contencioso Administrativo tuvo por acreditado que ella no padecía la enfermedad por la cual la incapacitaron y tuvo por acreditado que se faltó a la verdad en esos dictámenes”, comentó.

Por su parte, Salas Ruiz se mostró muy complacida por la resolución del Tribunal tras el largo proceso que han recorrido.

“La sentencia es un triunfo para la independencia judicial, refleja la valentía, estudio y excelencia de un tribunal que fue muy amplio en el tema de derechos humanos, en el tema de la legalidad al emitir cualquier acto, que debe seguir un procedimiento y que se debe respetar los derechos de las personas que tenemos alguna condición que debe ser respaldada y deber ser apoyada por las instituciones”, señaló la abogada.

Para ella, los jueces se apegaron a las pruebas que tenían en el expediente y emitieron un fallo sin temor de presiones de alguna jerarquía; considera que ganó el país por el profesionalismo del tribunal.

 

INTERVENCIÓN DE EXMAGISTRADO

La jueza había hecho una gestión por escrito ante Ernesto Jinesta, entonces presidente de la Sala IV, pidiéndole su colaboración para ubicarla en alguna oficina, pues se estaban trasladando de edificio hacia Calle Morenos.

“Yo le había gestionado la solicitud a la directora del despacho de Presidencia y nunca la respondió. Estaba preocupada porque la Sala se trasladaba y no se había definido en qué parte me iba a quedar trabajando y le hice la solicitud (a Jinesta), le expuse mi situación y él nunca me respondió”, recordó.

Posteriormente el exmagistrado la llamó y le consultó qué ocurría con su situación, luego le preguntó si no había pensado en jubilarse permanentemente, a lo que ella respondió que no.

“Nunca pensé que era una premonición, por decirlo de alguna manera”, dijo.

A Salas le hicieron varias pruebas para calificar su idoneidad, pero el resultado fue la jubilación.

 

DICTÁMENES POLÉMICOS

Un detalle que llamó la atención de la abogada es que había dictámenes médicos falsos, con datos erróneos y que no le correspondían a ella.

“Cédula incorrecta, datos de una persona obesa, con una joroba, cosas que yo no tengo”, contó.

Su jubilación se fundamentaba en un párrafo que indicó se producía por ser portadora de una enfermedad.

“Cuando me entregan los dictámenes me doy cuenta que ponen que tengo esta enfermedad, la fibrosis pulmonar, y que esta fibrosis me produce fatiga, dolor articular, problemas respiratorios y ponen que aunado a mi condición de fondo me impiden trabajar en el Poder Judicial”, mencionó.

En el caso del síndrome de Sjögren, ella está en remisión hace 10 años.

 

AFECTACIÓN FAMILIAR

Un aspecto que a la abogada le causa mucho dolor son las consecuencias que el proceso deja en sus hijos de 13 y 8 años.

“Creo que ninguna mamá puede sentir menos que dolor, especialmente en el caso de la mayor porque ella ha sufrido dos años esto, es una niña valiente, pero es inhumano y vergonzoso, saber que una niña de 13 años que empezó esto con sus 11 añitos recién cumplidos llegara a decirme llorando ‘mamá, vamos a perder la casa’”, contó.

Una situación que asegura nunca olvidará es cuando le quitaron la medida cautelar, fue a recoger a su hija al colegio, le preguntó cómo le fue y empezó a llorar.

“Ella empezó a llorar en el camino y decía ‘¡por qué nos han hecho esto!’, eso nadie puede compensarlo, no hay en este mundo nada que compense los desvelos de toda la familia.

José Manuel con sus 8 añitos recién cumplidos me dice ‘vos sos jueza, mamá’, (le digo) sí mi amor, ‘y vos no es que metés a los malos a la cárcel’, sí mi amor contesto, ‘entonces meté a los malos a la cárcel, a los que te han hecho esto’ y yo le digo ‘mi amor, yo no tengo ese poder’. Y a veces me ve llorando y me dice ‘mamá, otra vez llorando’”, recordó.

Para Salas la mayor incertidumbre es que es ella quien paga su casa y viven con el temor de perderla.

“Tamara (hija) me hizo una carta, yo la tengo guardada, en ella me dice que está cansada de verme llorar todos los días”, adujo.

La abogada insiste en que no tiene cómo reponer los malos ratos que ha pasado con su familia.

Asegura que tiene compañeros que le han escrito para decirle que les pasaron situaciones similares y no pueden denunciarlo o no tienen los medios para hacerlo.

Tras este proceso, sus hijos celebran la sentencia a favor de su mamá.

“José Manuel me dijo ‘mamá, ya esta pesadilla terminó’, esa fue su expresión. Cuando lo recogí yo estaba llorando y él me preguntó qué me pasaba y le expliqué que los jueces ya habían dado una respuesta y le dije ‘ellos regañaron a estas personas y ya les dijeron que los tienen que castigar y que lo que hicieron está mal, a mamá la defendieron y significa que esto acabó’. 

Tamara ni siquiera me pudo decir nada, lo que hizo fue llorar”, contó.

Victoria destaca que a su lado en la lucha ha estado su esposo, a quien describe como un hombre valiente y su soporte en el proceso.

 

LO MÁS DIFÍCIL

“Lo más difícil creo que es el cambio de cómo te percibe la gente, porque aún y cuando tengo muchísimas personas que han trabajado conmigo, que me conocen como profesional, docente y saben quién soy, la gente que no lo conoce a uno lo estigmatiza”, confesó.

La abogada contó que la califican como la que demandó a la Corte, incluso se enfrentó a rumores de que ella había pedido la jubilación y se retractó cuando vio lo que le pagaban.

“Cuando lo conocen a uno o alguien más hace la labor de comunicar la realidad es que se cambia de percepción, y esto etiqueta a toda la familia”, dijo.

A su familia la tachan como “la jueza a la que jubilaron”, “el esposo de la jueza que jubilaron”, “su mamá es la jueza que jubilaron”, entre otros.

PERIODISTA: Sharon Cascante Lizano

CRÉDITOS: Fotos: Francisco Herrera

EMAIL: [email protected]

Viernes 28 Junio, 2019

HORA: 12:00 AM

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