Alvarado - Piza, desempleo y huelga
Sofía Guillén*
Hace unos días el ministro de la Presidencia, Rodolfo Piza, declaró que el movimiento de huelga del 2018 era el principal factor explicativo del último dato de desempleo.
Veamos. De acuerdo con el l INEC, el año 2018 cerró con una tasa de desempleo abierto del 12%. Si comparamos esta tasa con las reportadas para el cuarto trimestre de cada año durante la última década, veremos que el desempleo en nuestro país ha tenido una fuerte tendencia al alza: mientras en el 2007 era de 4,6%, para el 2017 alcanzaba el 9,3%. ¡En 10 años el desempleo se duplicó! ¿Es que acaso hubo huelga de 90 días todos estos años? No.
Nuestro problema tiene causas estructurales asociadas al aparato productivo local, a las condiciones de mercado existentes y a la política económica ortodoxa y desactualizada que ciertas élites económicas han impulsado desde 1980 – y que ahora perecen estar decididas a profundizar-. Un modelo de desarrollo que no fue pensado para el beneficio de las mayorías:
MUJERES SIN TRABAJO. Una mujer tiene más dificultad para encontrar empleo que un hombre (la tasa de desempleo en mujeres es 14,9%, mientras en los hombres es de 10%). Esta brecha tiene ya varios años.
JÓVENES SIN TRABAJO. Del 12% de desempleo, casi la mitad son personas menores de 35 años (5,2%).
SALARIOS BAJOS Y DISPARIDADES. El promedio salarial por jornada completa en el sector privado es de ¢360 mil. Y las brechas salariales entre zona rural y urbana, y entre hombre y mujer, se han acentuado.
TRABAJO INESTABLE Y SIN GARANTÍAS. Del total de personas empleadas, el 44,9% trabaja en la informalidad (incluye personas asalariadas sin seguro social). Este porcentaje aumentó con respecto al año anterior en 3,8 pp.
Así, resulta desproporcionado asegurar que el principal problema de desempleo en nuestro país es una huelga. Ciertamente el 2018 fue un año difícil: elecciones convulsas, déficit insostenible, incertidumbre del tipo de cambio y debate nacional sobre Reforma Fiscal. Estas circunstancias coyunturales sin duda afectaron las expectativas de los agentes económicos pues tanto empresas como hogares previeron meses difíciles –postergando sus decisiones de consumo e inversión-, y aún los prevén -las familias costarricenses saben que deberán ajustar sus bolsillos en canasta básica, medicamentos y otros, apenas entren a regir los impuestos de la reforma fiscal; y las empresas conocen la calificación de riesgo que Moody´s, Standard and Poors y Fitch dieron a Costa Rica-.
Y sin embargo, resulta evidente que nuestro problema de desempleo es estructural. Podemos seguir negándolo, pero lo es. ¡En 10 años el desempleo se duplicó!
Urge un proceso de reactivación económica pensada desde la solidaridad y la equidad (no solo es más trabajo, es mejor calidad de trabajo). Y, sobre todo, urge un modelo de desarrollo inclusivo.
*Economista y asesora
*Elaborado con datos del INEC (ECE y ENAHO) y del último Informe Estado de la Nación 2018
