Con la canasta básica no se juega

EDITORIAL

Bien sabemos que cada producto incorporado dentro de la canasta básica es elemental para una familia. Asimismo, nos quedó claro que, con el plan fiscal, cada decisión cuenta y puede beneficiar o perjudicar a una gran parte de la población.

El Ministerio de Hacienda sometió a consulta pública el pasado 1º de febrero los productos que estarán dentro de la nueva canasta básica, los cuales deberán pagar un 1% de más por impuesto al valor agregado (IVA). La exclusión de artículos en dicho listado supone que se cobrará por estos un tributo del 13%.

Cuál fue la sorpresa para muchos cuando vieron que bienes como el aguacate, el azúcar, el atún e incluso artículos de higiene como jabones se encuentran fuera de la propuesta… Si este decreto pasa, así como está, le costarán a la población 13% más caro.

También quedaron fuera de dicha lista artículos agrícolas como la caña de azúcar, la fresa, la granadilla, la guanábana, la mandarina, el maracuyá, la mora, el arracache, el brócoli, el aguacate, el zapallo, el cacao en polvo, la mostaza, las arvejas, el apio, las lentejas, la naranjilla; productos marinos como los calamares, las pianguas, el atún en agua en cualquier presentación, las almejas; hasta otros bienes como las hostias, los crayones, los lápices de colores para estudiantes, el calzado tanto escolar como colegial y la leña para cocinar.

Según el Ministerio de Hacienda, usaron una base técnica para seleccionar los productos. ¿Cuál? Está bien que excluyeran el caviar, pero qué lujo representan las lentejas, si son de consumo frecuente entre la población.

¿Acaso el Gobierno busca empobrecer más a los costarricenses? El impuesto a la canasta básica desató la polémica cuando se planificaba en un inicio del 13% y luego, tras un consenso, se dejó en un 1%, lo cual debería respetarse. Sin embargo, con esa sacadera de productos, parece que la Administración juega con el arroz y los frijoles de la población más vulnerable.

El tributo a la canasta básica supone un golpe duro al bolsillo de los costarricenses ya con ese 1% del IVA, porque ese porcentaje no significa lo mismo para una persona que perciba un salario de ¢500 mil que a una que consiga ingresos de ¢100 mil.

Se torna evidente que el poder adquisitivo de las familias se va perdiendo. Constantemente, se escucha a muchos decir que con el salario recibido no les alcanza ni para la quincena. Proponemos a los gobernantes que por un momento se pongan en los zapatos de esas poblaciones vulnerables en lugar de llevarle la contraria a la sociedad, tal y como ocurre con la Administración del presidente de la República, Carlos Alvarado.

La Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas era necesaria para subsanar las grietas generadas por los malos manejos de recursos por parte de Gobiernos anteriores. Sin embargo, la clase trabajadora no es culpable de eso y no debería llevar la peor parte dentro de la repartición de cargas.

Seguimos observando un Ministerio de Hacienda cerrado en su posición, sin apertura de diálogo. Solo se hace lo que ellos dicen y punto, pero las cosas no se deben manejar así.

Bien lo dijo una vez el escritor francés Stéphan Hassel, “si el gobierno no escucha a su pueblo, la democracia es una oligarquía”. Con la canasta básica no se juega.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Miércoles 20 Febrero, 2019

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