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Opinión

Ego y poca transparencia marcan megaproyectos deportivos

Editorial

Soñar no cuesta nada; pero cumplir esos sueños puede tener elevados costos y hasta impactar a terceros. Tal es el caso de dos megaproyectos deportivos que se pretenden desarrollar en San José, los cuales están marcados por el ego de las personas que los impulsaron y la poca transparencia para referirse a los mismos.

Nos referimos al Pabellón Deportivo y el Acuatorio, dos obras que la señora Carolina Mauri, ministra de Deportes de la administración anterior, puso sobre la mesa bajo la complicidad del entonces presidente de la República, Luis Guillermo Solís. 

Mauri le vendió una idea ilusoria al mandatario, sobre una infraestructura de primer mundo, sin tomar en cuenta un pequeño detalle: el costo de la obra. No solo se trata del costo económico, que claramente el país no está para gastar tantos millones de dólares en infraestructura centralizada, también se debe tomar en cuenta la factura que puede pagar el deporte en general, porque de alguna parte deberá salir el dinero para cancelar el préstamo que tiene abierto el Icoder con el Banco Centroamericano de Integración Económica, que esta entidad financiera otorgó por un máximo de $45 millones.

Eso equivale a una mensualidad alta con intereses por las nubes que el Icoder le toca asumir. La plata tendrá que salir del mismo financiamiento dirigido a federaciones, asociaciones y otras entidades, así como en perjuicio de los mismos atletas, que al fin de cuentas son los que pagarán los platos rotos.

¿Por qué decimos que los megaproyectos están marcados por el ego? Es porque cuando se lanzó la idea, no fueron escuchados los diferentes frentes deportivos que se manifestaron en contra, conscientes que el país está necesitado de infraestructura deportiva, pero no del tamaño que se pretende. Principalmente de un acuatorio tan refinado, que incluye incluso un espacio de clavados cuando en el país esta disciplina no es tradicional. Mauri fue nadadora y su ego la traicionó al pensar en una obra que Costa Rica no está en la capacidad de asumir, quedando el deporte endeudado y con la necesidad de darle mantenimiento a semejante obra. 

Se dejó llevar por el deporte que tanto tiempo practicó de forma competitiva, sin pensar de forma racional en el deporte en general, sin pensar en las zonas rurales que a gritos piden infraestructura deportiva para sus atletas, posiblemente tampoco pensó que el Icoder también debe velar por la recreación.

Además, sobre el tema ha habido poca transparencia porque el mismo Icoder no ha sido claro al hablar con la prensa ni con el mismo Consejo de Deportes. Tan así que la Unidad Ejecutora del proyecto le ha negado el presupuesto detallado que montó la Universidad de Costa Rica en el que apunta que el costo del proyecto del Pabellón Deportivo es de $15 millones. 

Curiosamente, las empresas que participaron en la licitación para su construcción manifiestan que la obra supera los $30 millones, es decir, más del doble. Entonces, ¿cometió un error la UCR a la hora de elaborar el presupuesto, o las empresas duplicaron los precios para ganar algo de más?

Es una de las enormes nubes de dudas que se posan sobre los dos proyectos y que no quieren aclarar. La respuesta está en conocer el presupuesto detallado que elaboró la UCR.

Con el fin de buscar una respuesta DIARIO EXTRA solicitó el documento, pero se le ha negado, a pesar de que es público porque se pagó con fondos públicos. En el mismo Cicap, que diseñó los planos del Pabellón Deportivo y el debido presupuesto, manifestaron que no lo pueden dar por una cláusula de confiabilidad en el contrato con el Icoder. En pocas palabras, es el Icoder que tiene que hacer público el documento. ¿Lo hará?

O los funcionarios de la Unidad Ejecutora seguirán forzando un proyecto que tiene tantas voces en contra y el cual se ha demostrado no es factible, probablemente con tal de justificar el alto salario de cada uno de sus integrantes.

Por el bien del deporte y apelando al interés público, el Icoder tiene que salir con los documentos para aclarar todas estas dudas. También está la pregunta sobre los datos en que se basó el banco para abrir su cartera de préstamos cuando ni siquiera la UCR había detallado el presupuesto.

El enfoque va sobre el Pabellón Deportivo, porque hasta hoy, del acuatorio ni siquiera se tienen los planos listos, en vista que la UCR y el Icoder terminaron en pleitos por los pagos.

Ahora resulta que el ministro de Deportes, Hernán Solano, no permite que se graben las sesiones del Consejo Nacional de Deporte, y eliminar las declaraciones literales en las actas. Por ello será difícil saber a ciencia cierta qué temas se discuten en un consejo que debe velar por el deporte nacional y la transparencia. ¿Por qué lo decidió así? Un elemento más que genera enormes dudas.

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Miércoles 22 Agosto, 2018

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