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Opinión

Restaurar (Nada que ver con partidos)

Sergio Erick Ardón*

Todos los arquitectos que pasamos de 60 años estudiamos nuestras carreras en el exterior. No existían en Costa Rica escuelas de arquitectura.

La mayoría de esos veteranos se formaron como arquitectos en México, algunos en Italia o Brasil, y otros, como en mi caso, en USA.

 

No puedo afirmarlo con total cereza pero, con excepción hecha de Italia, en ninguna de estas escuelas por las que pasamos se le daba la debida relevancia a la restauración. Sí creo saber que de las escuelas que ahora forman arquitectos en el país, que son varias, ninguna tiene en sus planes de estudio esa materia.

La consecuencia de este déficit en nuestra formación como profesionales de la arquitectura se manifiesta en la falta de una verdadera consciencia y acción restauradora de nuestro patrimonio que, no siendo muy rico en edificaciones de calidad estética e histórica, sí existe y clama por atención.

La preocupación por divulgar y defender lo viejo rescatable no ha sido la norma. Todo lo contrario. En todas las ciudades se ha arrasado sin mayores contemplaciones ni escrúpulos con muchas valiosas edificaciones. 

Las municipalidades, ayunas de orientación, han permitido que edificios emblemáticos se conviertan en solares de parqueos o construcciones comerciales sin mayor valor, o bien se han dado muy pobres intentos de, más que restaurar, apuntalar.

 

Generalmente se alega como excusa que los costos son muy altos y es verdad, una restauración bien entendida es costosa. Pero una restauración más costosa, mucho más costosa, es a la larga la pérdida de los edificios que se demuelen a partir de esos criterios estrechos, sin perspectiva.

Todo esto es parte del alto precio que se paga por conformarnos con una educación deficiente, inmediatista, que también alcanza y se manifiesta en las escuelas de arquitectura.

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Martes 21 Agosto, 2018

HORA: 12:00 AM

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