Prácticamente todos, en menor o mayor medida, tenemos la capacidad de mantenernos tranquilos bajo presión, gracias a un conjunto de habilidades como paciencia, persistencia y, por supuesto, la facultad mental de aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad, o sea, el intelecto.
Entonces, cabe llevar a cabo un plan para ejercer un mejor control, tomando en cuenta el tiempo que le dedicamos a cada una de nuestras actividades, con el fin de ser más eficientes y productivos, evitando un desequilibrio.
Tenga en cuenta que la energía desempeña un papel muy importante en nuestras actividades, pero difícilmente se mantiene elevada siempre, por lo que se debe poner en la balanza los aspectos físicos y emocionales para lograr un estado de salud completo. Para ello, la clave está en trabajar en armonía, al ritmo que nos dicte nuestro cerebro y cuerpo, sin exigirnos lo que no podemos dar, pero tampoco se debe perder el tiempo.
Muchos poseen una serie de malos hábitos que no hacen más que robar la energía. Por ejemplo:
*Cuando escucha demasiado: Por muy duro que suene, es mejor alejarse de quienes le llenen de mala energía, algo que suele pasar con esas personas que solo le utilizan para desechar sus problemas, disgustos, miedos y frustraciones. Se trata de personas tóxicas que afectan el día a día. Usted tiene el poder de elegir quién entra a su mundo y en quién invierte su tiempo. Por mucho afecto que le tenga a esa persona, está interfiriendo en su desarrollo personal y es momento de que se aleje.
Es parte del sistema natural, toda persona que se encuentra a su alrededor solo viene a dos cosas: o ayuda a crecer o a hundirlo y, aunque tenga buenas intenciones, no significa que le hagan bien, así que empiece a reducir el tiempo que les dedica a esas personas nocivas.
*Cuando no cumple sus promesas: Si ya no quiere hacer algo, entonces ofrezca una segunda opción y vuelva a negociar. Porque retrasar lo inevitable desgasta y ha llegado el momento de decir ¡basta, no quiero! No pasa nada. Es mejor decir lo que siente a tener que cargar con las consecuencias durante años. Todos pueden cambiar de opinión, pero actúe, no huya de sus responsabilidades. Cumpla a tiempo para que los demás lo tomen en serio.
*Cuando no tiene prioridades: Llenar su agenda de pendientes absurdos solo hace que pierda el control y al final termina satisfaciendo las necesidades de los demás sin importar lo que a usted lo hace feliz. Debe buscar aquello que, a nivel emocional y físico, le llene para que pueda estar tranquilo.
Así que tómese un respiro, observe su momento y analice las áreas de oportunidad. Si está actuando sin parar, lo único que hace es tirar energía que ya no volverá. Todo ser vivo necesita de pausas para crecer.
*Cuando su casa es un desorden: Nada para sentirse mejor que un espacio limpio, ordenado y despejado, automáticamente las fuerzas regresan. Un lugar lleno de cosas que ni siquiera utiliza provoca ansiedad y apatía. Así que, si quiere empezar desde cero, lo primero que debe hacer es darle vida a su hogar, tirar las cosas que le roban energía. No lo olvide: menos es más.
Su casa siempre debe ser ese lugar adonde quiere llegar, donde se respira buena vibra y relajamiento, sin caer en la depresión.
*Cuando no escucha a su cuerpo: Sabemos que llevar una alimentación rica en vitaminas, minerales y nutrientes es indispensable para mantenernos saludables, pero a veces sometemos a nuestro organismo a largas jornadas, de presión y estrés, sin escuchar lo que nos dice. Necesita tomar aire fresco, meditar y hacer ejercicio para eliminar toxinas.
*Cuando lleva una vida sedentaria: Por más tiempo que pase en la oficina, es importante que empiece a moverse y realizar, por lo menos, una caminata de 30 minutos al día. La liberación de endorfinas incrementa el nivel de energía que lo mantendrá alerta.
*Cuando se preocupa en exceso: Preocuparse por los problemas cotidianos es normal. Lo alarmante es cuando no puede controlar la preocupación y la ansiedad dirige las emociones, lo cual se manifiesta por medio de síntomas como inquietud, fatiga, tensión muscular, irritabilidad e insomnio. Esto sucede porque hay más actividad en el hemisferio cerebral izquierdo, es decir, el pensamiento lógico y racional, trabaja sin parar.
Lo que debe hacer es enfrentar los temores, reforzar la autoestima y organizar su futuro, de tal forma logrará mantener la energía.
